—Amane-kun, buenos días.—saludó Nene cuando llegó a su banco y vió al castaño detrás.
—Buenos días —dijo, esbozando una media sonrisa, que muy en el fondo era sincera.
La clase de literatura comenzó.
(...)
—Para la próxima clase, quiero que hagan una biografía sobre algún familiar o amigo.—dijo la profesora, antes de despedirse de todos.
El timbre sonó, la mayoría de los alumnos salían del salón mientras que otros se quedaban dentro. Y este, era el caso de Amane y Nene.
—Ayer por la noche toqué el timbre en tu casa…—habló la albina, intimidando.
—¿Ah? ¿Y eso por qué Yashiro?—la contraria se sorprendió un poco al ver que no utilizó el sufijo “san”.
—Olvidaste tu celular y… —le extendió el móvil, mientras rebuscaba en su bolso-Esto.
Sacó un libro mediano, el cual era completamente negro, pero dentro tenía un montón de anotaciones y fotos del cielo nocturno; junto con estrellas y la luna en todas sus fases.
El castaño se ruborizó fuertemente apartando la vista, sumamente avergonzado de que hayan descubierto su secreto.
Un diario nocturno.
O por lo menos así le gustaba llamarlo él.
—¿Lo leíste?
—Bueno...—masculló la albina.—¡Solo la primera página!
—¡Los diarios personales de alguien más no se leen! —gritó Amane un poco enojado, arrebatándole a Nene el cuaderno.
—P-perdón…
(...)
El día había transcurrido, ahora el cielo estaba pintado de naranja y amarillo, con algunas nubes que también se teñían de los mismos colores. Nene y Amane no hablaron hasta que el horario escolar finalizase.
—Yashiro —llamó con un temblor.—Discúlpame por lo de hoy…
—No te preocupes, Amane-kun. Lo entiendo.
El de cabello castaño suspiró, guardó de a poco sus cosas en el bolso y se acercó a la albina. Tomó coraje, las palabras quedaron en el medio de su garganta.
¿Estaba bien confiar a ciegas en una persona?
En una persona que sonreía siempre, que no conocía, pero le brindaba calidez.
—Hoy no dejaron tarea… Nos vemos mañana entonces, Amane-kun.—se despidió Nene.
El chico seguía en su trance, derramó una lágrima; no podía ser tan cobarde.
Y cuando la joven estaba pasando por el umbral de la puerta, se detuvo por la voz temblorosa y quebrantada del de ojos miel.
—No te vayas —se giró hacia Yashiro.—Quiero mostrarte algo.
(...)
—Solía venir a menudo aquí.
—¿Y por qué dejaste de venir?
El silencio se apoderó del ambiente. Ambos estaban recostados en el pasto, mirando el cielo del anochecer, viendo como aparecían estrellas y la luna comenzaba a resplandecer. Alejados del barrio, en un campo enorme y vacío, donde no había luces artificiales y solo se escuchaba el ruido de las hojas de los árboles al compás del viento.
—Porque era muy enorme para una sola persona —le respondió Amane.
La albina miró al castaño con confusión.
Él la miró con ilusión.Y entre miradas, ambos entendieron que algo enorme no se podía disfrutar sin una compañía al lado.
(...)
“Querido diario:
Quiero ver el cielo nocturno en ese lugar. Hace 3 años que no lo hago… ¡Pero esperaré a mi compañía! El lugar es muy grande, y estar solo allí no me gusta. Necesito a alguien.
Amane.”
ESTÁS LEYENDO
En Busca de la Felicidad
SonstigesYashiro Nene se muda al vecindario Kamome, donde iniciará su segundo año de secundaria. Ella es la nueva vecina y amiga de Yugi Amane, un chico castaño que pasa la mayor parte del tiempo con ella debido a que su hermano menor lo abusa y lo golpea co...