Historia4 PARAGUAS AMARILLO

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De nuevo estaba con mi familia en la colonia donde vivía de niña, sólo que ahora vivíamos al fondo del fraccionamiento, en la última casa de la calle.

Estaba sentada en la sala con mi hermana y papá, el televisor estaba encendido, pero nadie le prestaba atención. Mamá le marcó a papá y le dijo que ya había llegado a la entrada del fraccionamiento para que fueran juntos a alguna tienda que no recuerdo, mi hermana y yo le dijimos a papá que llevara paraguas porque parecía que estaba por llover, pero él aseguró que no iba a ser necesario.

Cuando papá llegó con mamá, empezó a llover. Entonces le marcó a mi hermana para pedirnos que le lleváramos un paraguas. Yo tomé un paraguas amarillo y lo llevé en mi mano.

Cuando salí estaba lloviendo. Iba con el gorro de mi sudadera negra puesto, y llevaba el paraguas en la mano.

Llegué a la esquina de la calle y estaba una enorme camioneta estacionada en dirección para salir del fraccionamiento, pasé la camioneta y vi frente a una casa en la segunda calle del otro lado, a una niña parecida a mi hermana cuando tenía como 5 años. Pensé que era ella y me asusté, así que di la vuelta para regresarme, volví con paso rápido a doblar la esquina en la calle hacia mi casa y cuando pasé un par de casas, pensé que la niña no podía ser mi hermana, sólo alguien parecida.

Volví para llevar el paraguas y al pasar un par de calles, choqué con la niña parecida a mi hermana, nos miramos de frente y me dijo: "sabes, te pareces a mi hermana, pero más grande". Me saqué de onda. Vi a la niña seguir su camino y atravesar una calle más. La seguí, y cuando entró a la primera calle, la seguí solo con la mirada hasta que entró a la casa donde antes vivíamos.

La calle en el momento en que la niña entró, estaba llena de la luz del sol, las casas tenían un color amarillo brillante, como eran originalmente, el pasto frente a todas ellas era muy verde y la calle estaba limpia.

Cuando la niña entró a la casa y cerró la puerta, yo salí de mi trance, miré hacia en frente y en la esquina estaban mis papás esperándome, y viéndome con preocupación. Me acerqué a ellos y les pregunté si no creían que la niña se parecía a mi hermana de pequeña, ellos me dijeron que sólo me vieron quedándome parada viendo la nada y no había ninguna niña.

Les di el paraguas y cuando tomé camino de regreso a casa, miré la calle por la que entró la niña y estaba de nuevo con el ambiente frío, nublado y lluvioso en el que estaban el resto de las calles. La casa en la que entró la niña, se veía abandonada, con manchas de humedad y el pasto seco, como todas las casas en esa calle.

Aceleré el paso, pensando en contarle a mi hermana.

Cuando estaba por llegar a la camioneta estacionada frente a nuestra calle, desperté.

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