Historias Cortas Para No Aburrirse

Historia6 TODO LO QUE QUISE DECIR

Parte 1

- Te conozco desde hace 14 años. En menos de un año nos hicimos mejores amigas, no sé cómo pasó; pero sé que eres la única persona que sigue en mi vida después de conocer mi lado más oscuro y por alguna razón, también has conocido mi lado más tierno... -la nostalgia comenzó a invadirme y mi tono de voz se volvió más agudo - No sé cómo poner en palabras todo lo que quiero decir...

Ella me miró con una tierna sonrisa que hacía mucho que no veía, y con su pacífica voz me dijo:

- Hace mucho tiempo que no te escucho intentando hablar de tus sentimientos.

Le lancé una mirada fría y acusadora, en momentos como ese no me gustaba que me conociera tan bien que, siempre sabía exactamente cuáles eran mis verdaderas intenciones; aun así, continuó hablando:

- Sé que intentas hacer que tengamos uno de esos momentos conmovedores como en la televisión, donde dos personas que se aman, estando ante la cercana muerte de una de ellas, se dicen todo lo que por alguna razón nunca se habían dicho, pero que sentían desde el fondo de su alma...

- Odio que tu voz sea adorable y lo que dices sea tan frío - la interrumpí usando un tono molesto y a la vez aguantando la risa nerviosa que me provocaba la situación.

- ¡Je! Ya sé. - sonrió mostrando sus dientes, esos que antes envidiaban y que ahora estaban amarillos y frágiles, casi tan frágiles como el resto de su cuerpo. - A lo que voy es, que no tienes que decirme nada. Ya lo sé. - dijo reconfortante - Todo lo que me quieres decir, ya lo sé y no necesito escucharlo.

-Tal vez yo necesito decirlo - le dije contradiciéndola y poniéndome a la defensiva, justo como suelo hacer cuando intento decir lo que siento.

-Lo dirás cuando lo puedas decir, no necesitas forzarlo.

Ella siempre sabe que decir para tranquilizarme cuando me pongo así. Le sonreí y tomé su mano.

Hubo un silencio que no fue para nada incómodo, sino más bien, reconfortante. Dejé caer mi cabeza sobre su regazo y ella comenzó a acariciar mi cabello. Yo tenía ganas de llorar, pero lo contuve.

Después de un rato, llegaron sus padres, interrumpiendo nuestro cálido momento juntas. Aunque tenía buena relación con ellos, comencé a sentirme incómoda y me levanté diciendo que debería irme y dejarlos solos, ahora les tocaba a ellos tener ese cálido momento con su hija.

Cuando ella recuperó la conciencia 3 horas después de haber llegado al hospital, me hizo prometer que me iría a casa al anochecer, así que eso hice. Antes quise entrar a despedirme, pero ella estaba dormida y sus padres estaban sentados junto a la camilla, así que solo la miré y susurrando dije:

- Hasta luego.

Después de eso me fui.

Llegué muy noche a mi casa y ya habían llegado mis padres, su auto estaba estacionado enfrente. Por un momento me extrañó ver las luces de la sala encendidas, pero enseguida recordé que les había dado una llave.

Cuando entré, ambos me miraron con extrañeza y algo de lástima.

-Buenas noches - les dije sin mostrar algún tipo de emoción.

Ambos comenzaron a hablar, pero sólo veía sus labios moverse, realmente no me interesaba saber lo que decían. Mi madre me abrazó y luego mi padre. A ninguno le correspondí el abrazo, pero sí que lo necesitaba.

-Me iré a dormir - les dije con el mismo tono en el que les hablé cuando llegué.

Me fui a mi habitación sin preocuparme por darles algún tipo de atención a mis padres, sabían en dónde estaba la cocina, el baño y la habitación donde podían dormir; no necesitaban que le ofreciera nada más.

Me metí entre las sábanas de mi cama con la ropa que tenía puesta. Supuse que me costaría conciliar el sueño, pero creo que el cansancio me ganó y casi en cuanto dejé caer mi cabeza sobre la almohada, me quedé dormida.

Fin de la parte 1