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*☆¸●las almas gemelas no siempre estaban destinadas a estar juntas

La humanidad era una causa perdida, eso Khaleesi lo había entendido a lo largo de los años, más específicamente en 1521

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La humanidad era una causa perdida, eso Khaleesi lo había entendido a lo largo de los años, más específicamente en 1521.

Durante siglos vio a los humanos pelear entre ellos por una sola cosa que a su parecer era estúpida: el poder. El poder los corrompía al punto de ser capaces de hacer cualquier cosa por él; genocidios, torturas, manipulaciones, experimentos, traiciones y miles de atrocidades más. Con el paso del tiempo, el odio entre los humanos y la crueldad que salía a flote debido a este aumentaba.

El gran error de Khaleesi fue no intervenir. Pudo darles todo y así evitar más guerras y masacres, darles lo que querían para ayudarlos a estar en paz, algo que no era posible. Inevitablemente desearían y buscarían más, un gran ciclo que nunca terminaría.

Sin embargo, cuando se cuenta una historia se tiene que empezar por el inicio de todo, ¿no?

Hace cinco mil años antes de Cristo, once eternos fueron enviados a la tierra con el fin de cuidar a la humanidad de los desviantes, una especie que tenía como único propósito generar caos.

Cada uno de los eternos tenían una habilidad que los hacía únicos entre ellos.

Ajak era su líder, la persona a la que le otorgaron toda su lealtad durante años. Tenía el poder de manipular las células y las moléculas de objetos a su alrededor, algo bastante útil, ya que sanaba a los eternos más rápido que si lo hacían por sí mismos.

Ikaris era su perro faldero, o así lo llamaba Khaleesi, puesto que hacía lo que se le ordenaba sin chistar.

Sprite, una eterna con apariencia de niña con el poder de crear ilusiones bastante realistas, tan realistas que podía hacer dudar a cualquiera sobre qué era existente y que no.

Kingo, alguien bastante egocéntrico, obsesionado con la fama y capaz de generar proyectiles de energía cósmica de sus manos.

Phastos, un eterno e inteligente inventor de armas y tecnología.

Makkari, sorda y con una velocidad impresionante. Bastante reservada de los demás, pero con un corazón enorme.

Gilgamesh, con fuerza sobrehumana y una increíble paciencia, que no era exactamente un poder, pero sí una cualidad sumamente valorada en los tiempos modernos.

Thena, eterna guerrera de élite, capaz de formar cualquier arma a partir de la energía cósmica.

Sersi, un alma honesta e inocente que siempre buscaba el lado bueno de todo y tenía un amor especial e irracional por los humanos. Ella podía modificar la materia, desde convertir metal en agua, hasta un camión en pétalos de rosas.

Luego estaba Khaleesi, a quién no le agradaban mucho los humanos. Prefería la naturaleza, y de ahí radicaba su problema con la humanidad; no tenían respeto por ella.

El poder manipular la tierra le había hecho muy apegada a esta, tanto que era incapaz de atentar contra su existencia. A diferencia de Sersi, Khaleesi solo podía controlar los elementos naturales, así como crear vida animal y vegetal.

Y por último, Druig...

La relación de Khaleesi y Druig se podía definir con una simple palabra: complicada.

La primera vez que Khaleesi lo vio le pareció odioso, sin embargo, luego de mil años pudo verlo como la eternidad en el mundo efímero en el que vivían.

Era imposible afirmar el momento exacto en que se enamoró de él. Tal vez fue en el año 200 d.C, cuando le cortó un pedazo de su cabellera a Kingo luego de que se burlara de ella. O tal vez fue en el año 563, cuándo se dedicó exclusivamente a verla producir flores durante cinco horas seguidas y sin decir una sola palabra le hizo sentir que valía la pena. Incluso pudo haber sido en 1045, año en el que se negó a seguir las órdenes de Ajak y salvó a un niño de ser asesinado por su padre.

De lo que se podía estar seguros, era de que Khaleesi amó a Druig intensamente. Lo amó aun cuando en ocasiones le parecía insoportable, lo amó después de sus molestos intentos por conquistarla, lo amó cuando lo olvidó, e incluso lo amó luego de ver su parte más oscura, la cual lo llevaba a luchar por causas correctas de la manera incorrecta.

Druig fue su alma gemela, esa persona que por más que la alejó siempre volvió, alguien que estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de que estuviera bien, respetando sus decisiones y confiando plenamente en ella.

Pero otra cosa que Khaleesi aprendió a lo largo de los años era que nada era seguro en la vida, y que las almas gemelas no siempre estaban destinadas a estar juntas.



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KHALESSI || druigDonde viven las historias. Descúbrelo ahora