Khaleesi era una alma de la naturaleza, curiosamente, Druig era lo que la mantenía atada a ésta .
fanfic de "eternals".
druig x oc femenino.
todos los personajes excepto Khaleesi son propiedad de Marvel Studios.
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*☆¸● "estamos en una guerra constante en donde no se nos permite tener sentimientos"
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575 a. C Babilonia
Al tiempo que Sprite hacía un espectáculo para los humanos con ayuda de sus ilusiones─con el fin de motivar a los más pequeños a seguir sus sueños y continuar con la evolución─, Khaleesi se encontraba afuera del palacio, sentada en el frío césped y alimentando a los caballos con pequeñas hojas que hacía nacer de la tierra. La luz de la luna era su única fuente de luminosidad, dándole un brillo único tanto a su cabellera como a la de los animales.
A diferencia de Ajak o Sersi, ella tenía más fascinación por los animales que por los humanos. Le resultaba sumamente calmante la pureza en sus corazones, y como no esperaban nada a cambio de la vida más que la vida propia.
Makkari había llegado de su excursión. Al ver a la rubia sola se acercó a ella; en sus brazos llevaba una bolsa con artefactos probablemente robados.
Khaleesi dejó de alimentar al animal frente a ella en cuanto sintió la presencia de alguien más, y levantó su cabeza para ver a su compañera eterna.
"¿No entras a la fiesta?", preguntó Makkari.
"La gente me abruma", respondió, arrugado la nariz con fastidio.
"Ajak te regañará si te ve sola" la platinada cerró los ojos, frustrada. Tenía razón, si no iba a la fiesta, Ajak la regañaría por no convivir con los humanos como ella le había ordenado "Tómate un trago conmigo" sugirió la chica al ver su descontento.
"Bien, pero tú invitas" Makkari sonrió y asintió entusiasmada.
La velocista esperó a que la platinada se despidiera del pequeño caballo, quien parecía no querer que se fuera, pues acariciaba el hombro de la eterna con su cabeza. Khaleesi le dio una última hoja al animal antes de darse la vuelta y seguir a Makkari al palacio.
Desde fuera se podían escuchar los lejanos gritos de la gente que disfrutaba su velada. Caminaron lenta y silenciosamente hasta la gran puerta, gozando del aire fresco. Una vez que entraron al lugar, el ambiente tranquilo de la noche se perdió, incomodando un poco a Khaleesi.
Dentro había hombres tomando, niños jugando, mujeres bailando y tres eternos apretujados en un sillón, riéndose de las acciones de los que ya estaban muy ebrios.
Khaleesi sintió una ráfaga de aire al lado de ella y, antes de darse cuenta, Makkari ya estaba unos metros más enfrente, en una mesa en donde se encontraba Druig y otros dos hombres.
Sonrió para sus adentros cuando vio al pelinegro comer tranquilamente. La luz de las antorchas iluminaban sus ojos azules de una manera tan hermosa que Khaleesi podría quedarse viéndolo para toda la eternidad. Caminó hasta él, esquivando a los niños que corrían por entre sus piernas y a los jóvenes que intentaban sacarla a bailar.