Khaleesi era una alma de la naturaleza, curiosamente, Druig era lo que la mantenía atada a ésta .
fanfic de "eternals".
druig x oc femenino.
todos los personajes excepto Khaleesi son propiedad de Marvel Studios.
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1700: Amazonas, Perú.
Khaleesi caminaba entre los árboles de la hermosa Amazonas, utilizando sus poderes para evitar que los insectos le picaran.
El lugar le generaba una felicidad inexplicable, tanta flora y fauna la llenaba de vida. Sobre ella, volaban hermosas mariposas azules; podía escuchar a los loros hacer ruidos extraños desde los árboles y perezosos colgar por entre las ramas. Incluso podría jurar que escuchó rugir a un jaguar a unos metros de ella.
Tuvo que cruzar por un río bastante largo, dándole la oportunidad de apreciar a un caimán negro. El animal intentó acercarse para atacarla, pero levantó una mano hacia él, ordenándole que se detuviera.
Caminó varios minutos más hasta que pudo encontrar una especie de campamento hecho de carpas de paja. Supuso que ahí era, pues parecía ser el único sitio habitable.
Se acercó a paso lento, sintiendo las miradas curiosas de los aldeanos que residían ahí. No se animaba a hablarle a ninguno de los habitantes del lugar, pues no quería que se sintieran invadidos.
Mientras más caminaba, más tenso se ponía el ambiente. Sentía las miradas pesadas de los hombres y mujeres que habían dejado de hacer sus tareas, probablemente se preguntaban qué hacía ella ahí.
Observó a una pequeña niña que jugaba con un par de ramas junto a otros dos niños que parecían ser de su misma edad. Suspiró aliviada y se acercó hacia ellos con paso lento, dispuesta a preguntarles a ellos por información, pues aunque no lo pareciera, los niños sabían más que los adultos. En el momento en el que sintieron su presencia dejaron de jugar.
─¿Pueden decirme dónde encontrar a Druig? ─habló en español para que la entendieran.
Los niños se miraron entre sí unos segundos, dudando entre sí decirle o no, hasta que al final los tres asintieron. La pequeña le indicó con un movimiento de cabeza que la siguiera y salió corriendo. Khaleesi fue detrás de ella ─caminando un poco rápido para no perderse─ hasta que llegaron a una especie de cabaña hecha con ramas y barro. La niña tocó tres veces a la puerta y salió corriendo, dejándola sola.
En el momento en el que la pequeña la dejó a su suerte, sus nervios comenzaron a elevarse. ¿Qué iba a decir? ¿Y si sí estaba enojado? ¿Él querría verla? Eran muchas preguntas sin respuesta con las que solo se carcomía la cabeza. Si no la quería ahí, solo tenía que darse la vuelta e irse, junto como él lo había hecho en Tenochtitlan.
Limpió sus manos sudorosas con su bata blanca al escuchar como alguien se acercaba a la puerta. Por ella salió Druig, con una camiseta sin mangas y una pantalonera floja. Su pelo estaba despeinado y parecía un poco molesto.
En ese momento creía que solo habían sido amigos durante todos esos años, así que verlo de esa manera hizo que se sintiera sumamente confundida por la inmensa atracción que generaba en ella.
─Hola─saludó casi sin aire.
Su semblante se convirtió en uno confuso cuando la vio, pero inmediatamente lo cambió para dejar paso a su típico rostro serio. Khaleesi agachó la mirada ante su indiferencia.
─Tardaste bastante.
Gilgamesh tuvo cierta parte de razón al decir que Druig entendería por qué Khaleesi no fue con él.
Luego de que llegara, estuvieron charlando por unas horas sobre lo que habían hecho durante sus años separados. Al principio se mostró un poco cortante, y por momentos le pareció que intentaba poner distancia, pero conforme pasaban las horas y más hablaban lo notaba más relajado.
Le contó sobre que había hecho luego de Tenochtitlán, como había buscado y buscado un lugar bastante alejado de la civilización para establecer su comunidad. También le ofreció quedarse con él y ayudarlo a solidificar a su pueblo.
─En realidad no planeo quedarme por mucho tiempo─dijo apenada ante su oferta; el ambiente agradable que se había formado desapareció.
Druig se levantó del tronco en el que estaban sentados y dió unos pasos enfrente, dándole la espalda. Khaleesi suspiró pesadamente al ver su reacción.
─¿A dónde irás?
─No lo sé─murmuró. Subió sus piernas al tronco y las pegó contra su pecho, rodeándolas con sus brazos─. Aquí es hermoso, pero en mi camino pude ver como hay ciudades las cuales no tienen ni un solo árbol, ni agua, ni plantas─Druig se dió vuelta, viéndola con el ceño fruncido. Khaleesi se encogió de hombros─. Me gustaría poder cambiar eso.
─Eso tomará tiempo─respondió con voz calmada.
─Qué suerte que tenemos tiempo de sobra.
Y lo que le dijo a Druig fue exactamente lo que hice. Se quedó unos meses junto a él, ayudándolo con los alimentos y curando a los animales que enfermaban. Con el paso del tiempo, el pueblo se acostumbró a su presencia, incluso los más pequeños la apodaban como mamá naturaleza.
Druig, por otra parte, parecía incómodo con que Khaleesi estuviera ahí. En algunas ocasiones le decía que tenían que hablar, pero al final se iba sin decir nada. A veces, cuando Khaleesi intentaba acercarse, él daba un paso atrás y dejaba de verlo por semanas.
Eso comenzó a agobiarla, pues, según los eternos, habían sido amigos durante años, pero no lo parecía.
Había algo, algo que le insistía en que debía buscarlo, ese algo que la empujó a dejar a Gilgamesh para reunirse con él, como si hubiera algo pendiente que resolver, pero no lograba recordar qué.