S I E T E

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Una vez solos, Diavolo sonrió mirando hacia el suelo, y giró para tomar asiento en el otro sillón individual que había cerca a la mesita, todo bajo la mirada nerviosa de su aprendiz.

Diavolo tomó el libro sobre la mesa y leyó la portada.

-Ja...sabía que estarías estudiando - devolvió el libro de donde lo tomó.

Emi no decía nada, buscaba la manera de abordar el tema y al mismo tiempo, esperaba que Diavolo respondiera a su indirecta "confesión".

-JAJAJAJAJA-de pronto la encantadora risa del príncipe inundó la biblioteca, haciendo eco.

-Eh...-Emi, con una mueca en forma de sonrisa preguntó - que...que es tan gracioso milord?

Diavolo fue bajando gradualmente su potencia de voz, quedando solo pequeñas risitas, dirigió la mirada a su aprendiz

-No te parece gracioso que no lleves ni una semana aquí, y ya estemos envueltos en una situación dramática? - le dio una sonrisa tranquila

Por un momento ella sonrió pero luego entendió la verdad tras esa pregunta. Era cierto. Como pasó todo esto tan pronto? De por sí estar ahí ya era algo demasiado aleatorio e inesperado, y de pronto había tensión por una confesión de amor.

-Es esto, a lo que llaman destino quizá? - susurró para ella, pero él logró escucharla por el silencio del lugar.

-Emi...

La humana dirigió la mirada a su lord.

-Siéntate.

Casi al segundo, ella obedeció sentándose en el otro sillón sin dejar de mirarle.

-Después de escuchar todo, solo me queda decir....-el joven maestro miró al suelo, para luego mirarla-solo puedo decir gracias.

Una ligera sorpresa invadió a la humana.

-Gracias?

-Si, gracias,...por tu sinceridad.

-Milord, no es nada, no quería que se enterara, de hecho jaja yo...iba a ocultar esto, pero terminé diciendo todo, aunque la situación me obligó claro, pero sentí que tenía que decir la verdad.

-Precisamente por eso, gracias.

-Por decir la verdad sobre mis sentimientos?

-Pues... - él le dedicó una sonrisa tierna y suave -almenos uno de los dos debe hacerlo.

Interpretar esa frase no fue difícil, lo difícil era si creer lo que Diavolo estaba confesando entre líneas.

Pero poco duró la reflexión de parte de Emi, ya que sintió como su corazón se conmovía, al ver esa tierna sonrisa del demonio temblar de forma irregular, mientras pestañeaba continuamente sin dejar de mírala, como cuando se reprimen las lágrimas.

-Ayúdame...

Su susurro fue audible para ella, quien de forma rápida acortó la distancia hasta el sillón donde estaba él, cayendo de rodillas frente a sus pies, tomando sus dos manos fuertemente.

-¿QUE PASA MILORD? ¿CÓMO LE AYUDO?

Sus ojos reflejaban preocupación, incluso pensaba en la posibilidad de gritarle a Barbatos por ayuda ya que él lo conocía mejor que nadie, mientras que el demonio ya había logrado calmarse y ahora arrugaba su frente en señal de arrepentimiento por haber sido débil y dejar que ella vea su lado vulnerable.

-Dígame que pasa milord...-afianzó el agarre de sus manos - es libre de decirlo

-Libre...-repitió Diavolo viendo el agarre de sus manos - ojala lo fuera-la miró ahora sonriendo.

El rostro amable de Diavolo había vuelto, y luego de tomar las manos de su aprendiz y darles un beso en señal de agradecimiento por tratar de ayudarlo, se levantó con una sonrisa victoriosa.

-Deberías ir a dormir ahora Emi - se cruzó de brazos dedicándole una mirada cálida - mañana es tu primer día y ya casi son las 12 - el reloj de pared de la biblioteca sonaba con un tic tac, en realidad estuvo ahí todo el tiempo pero nadie lo había notado hasta ahora.

-No es mejor hablar? Siento que hay algo que está ocultándome mi lord, con todo respeto-dijo mientras también se paraba.

-Mmmm es probable, pero, no cambiará nada, sabes? - empezó a caminar rumbo a la puerta - Barbatos tiene razón en enojarse, el no es mezquino, de hecho es muy afectuoso, lo demuestra con actos.

Abrió la puerta de la biblioteca e hizo un ademán con su mano, invitándola a salir primero.

-Estoy enojado con él por la forma como te trató - cerró la puerta - pero no está equivocado.

Sostuvieron las miradas por unos segundos.

-Buenas noches Emi, que descanses.

Sin más, se alejó rumbo a su habitación dejandola con la palabra en la boca, oyendo luego sus pasos tras de él, los cuales mantenían su distancia.

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Una vez en su habitación, Diavolo se disponía a ir a su cama, cuando unos golpes en la puerta lo sorprendieron.

-Barbatos?

-Soy Lucifer

-Oh, adelante

El demonio orgulloso entró a la habitación y cerró la puerta tras de él.

-Barbatos te contó todo verdad?

Dijo Diavolo a manera de consulta ya sabiendo la respuesta, sentándose en su cama y dando golpecitos a su lado, invitándolo.

-Así es, y vine de inmediato-se sentó a su lado- siento que...hay algo que no me has dicho de todo esto.

Diavolo no lo miraba, estaba sentado en el borde de la cama con las manos apoyadas en sus rodillas, viendo el piso.

-El cambio en el programa de intercambio... - continuó Lucifer-tu repentino interés por tener un aprendiz, y que sea específicamente Emi...

-Lucifer...

-Dime

-Yo llevo años enamorado de ella.

Ambos demonios miraban en piso, el de cabello negro levantó la mirada y dio un respiro fuerte y exhalo sonoramente.

-Me imaginaba algo así.

-Jajajaja tu siempre adivinas - dijo ya levantando su cabeza.

-Desde que momento?-cuestionó Lucifer

Luego de dudar, mordiéndose el labio inferior, finalmente respondió:

-Desde el primer intercambio...

El demonio a su costado giró la cabeza viéndolo sorprendido.

-Desde la integración de Arly?

-De echo, ella era mi opción en vez de Arly.

-QUÉ?

-Quieres oír la historia? - mirando al fin a su amigo con una sonrisa, preguntó.

-Soy todo oídos.

Esa noche seria larga.

Lord Diavolo > I obey you Donde viven las historias. Descúbrelo ahora