Capítulo 21: Caos.

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Al abrir la puerta de un golpe, todo lo que vio Jin fue oscuridad:

Para empezar, en el garaje no había ni una sola luz encendida, y a falta de iluminación lunar,  sus ojos no eran capaces de distinguir donde estaba parado ni cual era el entorno que le rodeaba. 

Había demasiado silencio; no oía a Jungkook por ningún lado. Ni su voz, ni sus pasos, ni el sonido de su respiración.

Preocupado, tuvo que parpadear varias veces para lograr acostumbrarse al plano oscuro, y aún así, no pudo identificar más que el brillo de la armadura de los autos. Con prisa abrió el portafolio y sacó la linterna de allí, mientras que su otra mano iba al bolsillo por el arma. La encendió inmediatamente y apuntó con ella al frente, alternando a sus laterales rápidamente y volteando a ver todos lados.

Nada, no había rastros del azabache. 

—¿Jungk...? —no, se corrigió. No debía usar su nombre, alguien podría escucharlo. Carraspeó levemente y retomó el habla—. ¿Cariño? —alzó la voz dubitativo, en un tono que pretendía ser ni muy ruidoso ni muy insonoro.

Incluso si el menor estaba cerca, tenía que tener cuidado porque no sabía con qué o quién podía toparse. Aquél grito se había escuchado muy fuerte; Jin no tenía idea de lo que lo había asustado de esa forma, pero no debía ser nada bueno si había desaparecido.

Esperó unos cuantos segundos, con los latidos de su corazón incrementándose al punto en que podía oírlos retumbar en su oído. Escuchaba el roce nítido de la suela de sus zapatos contra el piso asfaltado, su propia respiración volviéndose una molestia. El aire helado que impactó en su rostro le hizo pensar en la rampa de salida, y casi estuvo a punto de dirigirse hacia allá... pero fue entonces cuando el murmuro de Jungkook se hizo presente a  solo unos metros de él.

—J-jin...

Sus reflejos actuaron con velocidad. Giró sobre su propio eje en un segundo, con el arma y linterna bien direccionadas, preparado para actuar y ajustarse a cualquier panorama que encontrara al dar la vuelta.

No a Jungkook, se recordó. Sin embargo, no había nada a que disparar cuando volteó. Ni siquiera el beta. Su ceño se frunció, completamente confundido al no ver más que autos y una pared de concreto. Podía jurar que escuchó su voz, pero no había nada más allí.

—Jungkook —insistió de nuevo, manteniendo su cuerpo en alerta; sus ojos recorriendo cada rincón del garaje—. ¿Dónde estás? 

—A-aquí, Jin —la voz del menor volvió a escucharse y esta vez, Jin pudo identificar de donde venía—: Abajo. 

Cuando sus ojos y linterna se inclinaron al piso... lo vió de inmediato. No debajo de él, pero sí unos cinco metros más allá, cerca de un convertible plateado; era un agujero con forma cuadrada, que por la lejanía de enfoque y la oscuridad, se lograba confundir con el piso. No lo había notado por estar concentrado en preparar su defensa, pero ahora era muy claro.

Se acercó velozmente, asomando el torso y cabeza por encima y alumbrando para ver a Jungkook. Lo primero que quería era asegurarse de que estuviera bien... y lo estaba; no tenía ninguna herida, no olía sangre y tampoco se veía que la caída le hubiera roto algún hueso. El menor entrecerró sus ojos cuando la luz de la linterna le dio directamente a la cara y Jin se agachó sobre el borde, tragando saliva al ver lo pálido que estaba.

—¿Estás bien? —ya sabía que no le había pasado nada, pero parecía asustado.

—E-eso creo  —Jungkook balbuceó nervioso—. Y-yo solo... iba caminando y el piso se hundió...

—¿Se hundió? 

—Lo hizo —afirmó Jungkook, asintiendo repetidas veces—. Creo... creo que pisé algo. Como un mecanismo, y entonces...

Who's the prey now? [Jinkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora