Enfrentados © [FANFIC #NILRON]

0.7

Cuando llegaron al hospital, un doctor se acercó para ver qué era lo que pasaba con Aaron.

Le checo la cortada y sí estaba profunda, necesitaba puntos.

Le anestesiaron la mano y procedieron a cerrar la herida.

—De unos 15 a 22 días puedes venir a que los saquen. —Él doctor dijo y procedió a salir de la sala.

—"No es para tanto" —dice Nilson imitando la voz de Aaron—. Ves, necesitaste puntos.

—Solo son seis.

—Son seis, Aaron.

—Ajá.

Nilson suspiró, frustrado por la actitud del chico.

—En serio no tienes remedio. ¿Qué no valoras tu vida?

Aaron se quedó callado, ¿por qué? Porque no lo hacía.

«Si mi vida no fuese manipulada, la valoraría un montón». Pensó.

¿Qué sucedía en la vida de Aaron para tener ese comportamiento? Para saber teníamos que volver muchos —en serio muchos— años atrás.

Pero... es una historia que en este capítulo no se va a contar.

Aaron tenía la mirada fija en el piso, sin decir nada. Su mente estaba nublada.

—Aaron.

La voz de Nilson hizo que sobresaltara un poco.

—¿Ya... nos vamos? —el rubio señaló la puerta.

Aaron se levantó de la camilla y fue hacia la puerta, sin decir ni una palabra.

El rubio lo siguió, casi corriendo, hasta que lo alcanzó.

—¿Te llevaré a tu casa?

—A la de Gray. —Respondió sin mirarlo—. No quiero verle la cara a ese imbécil.

—Vale.

Ambos salieron.

Aaron, sin decir nada, hizo camino hacia el coche de Nilson y se subió al asiento del copiloto.

El camino a casa fue silencioso, ni siquiera la radio estaba encendida, oh, un celular conectado con Bluetooth. Solo se escuchaban las respiraciones de los chicos. Se notaba la tensión que había... las ganas de hablarse.

Pero Aaron solo quería alejarse.

—Ya deja de mirarme —Aaron le pidió a Nilson.

Sí, él lo estaba mirando de reojo por todo el camino.

Nilson retiró su mirada de él y mantuvo la vista al frente hasta que llegaron a casa.

Ambos subieron por el elevador y llegaron a las puertas.

Aaron tocó la puerta de su mejor amiga, pero no respondió.

—Mierda —dijo en un hilo de voz—. Olvidé que hoy no está en casa... —recargó su cabeza en la puerta.

—Puedes quedarte aquí —Nilson le ofreció amablemente—. Puedes ir a la habitación de huéspedes.

«Lo que quiero es no estar contigo». Pensó cerrando los ojos y alineando sus labios.

—No. No es necesario, puedo tomar un taxi...

—Ya son las 12:00 p. m., Aaron, ha esta hora no encontrarás un maldito taxi.

—Puedo irme a pie.

—Es peligroso.

—No busques excusas para estar conmigo, Nilson.