S3| Capítulo 36. Con ayuda de mis amigos.

669 92 62
                                    

Desperté en mi cama con un fuerte dolor de cabeza, apreté mis ojos intentando recordar cómo había llegado ahí.

Dejé caer mi brazo, percatandome del cuerpo a mi lado, era Jean otra vez.

Entonces me embriagué, es lo más seguro, al parecer siempre que tomo de más Jean es el que paga las consecuencias. Mi manotazo accidental hizo que despertara.

— ¿Cómo te sientes? — dijo con voz matutina frotando sus ojos.

— Me duele la cabeza y tengo hambre.

Tomé mi móvil de la mesita, era más de medio día, la parte estupenda es que se trataba de un sábado, en realidad no tenía algo importante que hacer.

— ¿No te preguntas cómo es que terminé en tu cama? — indagó con una risita.

— Sé que no paso algo más,  incluso tengo el sostén puesto — respondí empujándolo un poco — Aún así, que clase de pervertido se duerme en la cama de una chica indefensa — exageré mi voz dejándome caer como toda una actriz.

— Sí, sí... Como digas — Jean se acostó cubriendose con la frazada.

— ¿Qué tan mal estuve? — pregunté temiendo lo peor.

— Lo normal, sólo asegúrate de disculparte con Galliard el lunes en el instituto.

Recordaba haber bailado con él durante un buen rato, hasta que Connie me retó a completar el juego de quién se terminaba primero una botella de Vodka. De ahí mis memorias parecían difusas.

— ¿Le dije alguna tontería? — pregunté alarmada destapando al castaño.

— Vomitaste sobre su camisa, fue gracioso porque le dijiste “Desvístete Pocco, quiero ver ese abdomen que escondes debajo”. 

Me llevé el almohadón a la cabeza, retorciéndome de la vergüenza, mis amigos nunca me detienen en ese tipo de actos, al menos Jean cumplió su promesa y me llevó a casa.

Escuché cómo se reía para después rodearme con un brazo y atraerme hacia él, me abrazó con delicadeza.

— ¿Qué voy a hacer contigo? Cada vez que él hace algo que te lastima, terminas en ese estado.

Su tono mostraba preocupación, y sus dedos acariciaban mi hombro descubierto.

— Perdona, no hago más que preocuparte a ti y a los demás.

— ¿Perdonarte por estar sufriendo en silencio? Dios, _________ lo que quiero que entiendas es que no está bien guardar todo lo que sientes. Sabes bien que puedes contarme, o a Sasha, Connie, Pieck, incluso al amargado de Galliard. Hemos sido amigos desde hace tiempo, sólo queremos lo mejor para ti.

Sentí unas lágrimas rodar por mis mejillas, era una sensación que experimentaba más seguido de lo que me gustaría admitir.

— Sólo quiero que deje de doler recordarlo, porque siempre me pongo a pensar, ¿Qué hice mal? Viajó desde Edimburgo para verme, pasamos la mejor noche de año nuevo, me dijo que esperaba pasar un buen año a mi lado, y ese día sin más, se marchó. Y ahora resulta que está saliendo con otra chica, terminamos hace poco más del mes. ¿Tan fácil es olvidarme?

Sentí como la mandíbula de Jean se tensó, me abrazó aún con más fuerza.

— Tú no hiciste nada, él es el idiota que no sabe lo que quiere. Te prometo que pronto dolerá menos, me gustaría hacer algo más por ti, por ahora, ¿Qué te parece si te llevo a almorzar?

Asentí como niña pequeña.

— Vale, tómate tu tiempo para alistarte, cuando desocupes el baño me despiertas.

𝚀𝚞é𝚍𝚊𝚝𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚖𝚒𝚐𝚘 | ʟᴇᴠɪ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora