S3| Capítulo 46. Corazón Obstinado

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- Pensé que la noticia te pondría feliz - dijo Porco claramente desilusionado al no recibir una respuesta de mi parte.

- Creo que deberías entrar o molestaremos a los vecinos - sugirió Hange - pueden conversar en tu habitación - asentí con la cabeza y caminé tomando a Porco de la mano, cerré la puerta tumbándome en la cama observando el techo, Galliard imitó mi acción.

- Lo lamento... - hablé en voz baja - es sólo que, cuando mencionaste América, recordé que está al otro lado del mundo y... no soporto la idea de separarme de ti - me giré para colocar mi rostro contra su pecho.

- La emoción me impidió pensar con claridad, es cierto, si me voy... ¿Qué pasará con nosotros? - pasaba suavemente sus dedos entre mi cabello - No iré a Los Ángeles, no tolero la idea de estar lejos de ti.

- Porco... tienes que aceptar, porque lo único que superaría el dolor de perderte, es saber que hiciste a un lado tus sueños por mí - al decir esto, sentí mi voz quebrarse.

- ¿Qué pasará con nosotros?

- Aún faltan cuatro meses para el próximo semestre, disfrutemos el tiempo que nos queda y, si estamos destinados a permanecer juntos, a pesar de que estés en América y yo aquí, siempre volveremos el uno al otro.

Sentí como su mandibula se tensó mientras me abrazaba pasando su brazo por mis hombros, luego depositó un beso sobre mi frente, cada vez se me dificultaba más contener las lágrimas, me aferré a su camisa con una mano y comencé a sollozar.

- Te quiero, guapa. Prometo hacerte feliz todo el tiempo que estemos juntos, así sea para siempre o no, nunca me arrepentiré de lo que tenemos, porque es algo que no se encuentra todos los días.

Levantó mi mentón para besarme suavemente, un beso que se tornó intenso en cuestión de segundos, se dio vuelta para quedar sobre mí mientras dejaba besos por mi cuello, desabotoné su camisa pasando mis manos por su abdomen, también se deshizo de mi blusa y comenzó a trazar un camino de besos desde mis pechos hasta mi vientre, volvió a besarme mientras se deshacía de sus pantalones, me subió la falda lentamente, colocamdo sus manos sobre mis muslos y acariciandolos para terminar deshaciendose de mi ropa interior.

Abrí mis piernas ansiosa por tenerlo dentro de mí, busqué en la mesita un preservativo y se lo entregué en seguida, la oscuridad me permitía ver poco de lo que sucedía, solo sabía que deseaba sentir sus labios, sus caricias, esa manera de dejarme sin aliento mientras se adueñaba de mí.

Cuando estuvo dentro, tuve la sensación de una corriente eléctrica recorriendo mi piel. Porco me besaba a ratos para ahogar los pequeños gemidos de placer que salían de mi boca, ambos sabíamos que nuestro tiempo estaba contado, quizá eso hacía que nuestros besos y la intensidad de sus embestidas parecieran llenos de desesperación, nos miramos a los ojos como siempre lo hacíamos, pasé una mano por uno de los mechones que caía sobre su rostro el cual aparté para ver sus ojos, me dolía saber que se iría, él hacía mis días felices, él me hacía sentir especial con una sola palabra, él me ayudó a ver el mundo desde otra perspectiva, él era tan importante para mí que mi corazón sufría al imaginar mis días y noches sin su sonrisa. Esa madrugada resolví que, Porco no es el hombre de mi destino, él es mi alma gemela.

Desperté al escuchar los pasos de Sasha en mi habitación, me incorporé cubriendome con el edredón, ella me miró arqueando una ceja luego vio a Porco que seguía profundamente dormido. - Ustedes nunca saben cuando parar, no sé como cubriremos tus ojeras pero al menos la piel se te ve radiante.

𝚀𝚞é𝚍𝚊𝚝𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚖𝚒𝚐𝚘 | ʟᴇᴠɪ ᴀᴄᴋᴇʀᴍᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora