[06]-Corrompida

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Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene temas de violencia situaciones de tema erótico y sexual, imágenes eróticas. Lenguaje ofensivo y vulgar. Incluye Smut [RS] Lemon Hard, [Gore].

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Capítulo 06: Corrompida

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"Alguien ayúdeme"

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"Él va matarme, yo no quiero morir"

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"Papá ayúdame"

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"Estoy sola... no quiero morir"

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"No me gusta estar aquí"

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"Él me hace cosas malas"

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"Quiero ir a casa"

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- Por favor ayúdame.

La chica se levantó agitada de la cama tras las voces de su sueño; con una leve capa de sudor que recorría por su rostro pálido se llevó sus manos limpiando el sudor frío. Aquellas voces la habían despertado nuevamente y se habían vuelto más intensas. Se llevó sus manos a recoger sus mechones marrones colocándolo atrás de su oreja. Sus ojos se acostumbraban a la densa oscuridad de su habitación, llena de sombras hechas por la luz de su ventana que apenas daba entrada a la luna. De repente escucho un leve suspiro que se encontraba a su lado. Caliente y con una respiración superficial en la que podía sentir un cuerpo moverse detrás suyo.

Un demonio de cabellera rubia desordenada como el color del oro cuando es tocado por los rayos del sol, sus oscuros cuernos se habían acomodado en una posición de lado que recargaba su cabeza contra las almohadas levemente mullidas, se removía entre la almohada evitando su molestia. El dormitaba plácidamente en la estrecha cama individual. Su cola sobre salía debajo de las sabanas quedando afuera y estando quieta. Era bastante alto, demasiado alto para caber en su cama casi media un metro noventa y seis, por lo que se preguntaba; ¿No será incomodo dormir en esa postura? Le recordaba a Tad y sus pies descansando afuera del pie de su cama.

Sus ojos se empañaron a recordar esa tarde que salieron para ir a visitar a Pacifica al hospital, el cómo se habían divertido con su pequeño karaoke mientras escuchaban la radio y ese momento de viaje en compañía en su camioneta. No le había dicho a nadie que ella estaba enamorada del padre Tad Strange. Todas la tomaban a juego, un enamoramiento fugaz como decía Wendy y Tambry. La única que sabía de sus sentimientos era su mejor amiga Pacifica. Pero todo era un secreto entre ellas.

Las gotas saladas recorrieron sus mejillas en silencio, su cuerpo estaba cubierto de manchas rojizas y mordidas en sus hombros y parte de su pecho que alguna vez fue puro. Sin olvidar que traía una sensación viscosa en su parte intima, semen aquel liquido blanquecino que provenía del demonio con el cual tuvo relaciones sexuales, él había eyaculado dentro de ella nuevamente.

A su Merced, mi DoncellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora