Destino

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Capitulo 004 - Destino.

Los humanos tienden a atribuir muchos de los acontecimientos al destino. El destino, una palabra tan poderosa y a la vez tan enigmática y abstracta, se convierte en una forma cómoda de justificar nuestros logros y fracasos. Es como si nos quitara la responsabilidad de nuestras decisiones y nos permitiera creer que nuestras vidas están predestinadas.

Porqué es más simple pensar y responsabilizar toda fatalidad de lo que sucede y deja de suceder a algo intangible e inmaterial como lo es el destino en lugar de enfrentar las consecuencias de nuestras acciones. Es mucho mas reconfortante creer que nuestras circunstancias están más allá de nuestro control y que somos simples espectadores de un plan divino. Esta idea nos brinda consuelo en tiempos difíciles y nos ayuda a lidiar con la incertidumbre que trae consigo la vida.

Y es que, desde los albores de la humanidad, nos hemos planteado interrogantes acerca de esta palabra, tratando de encontrarle un significado y un propósito. Pero ¿Existe realmente un destino preestablecido para cada uno de nosotros? ¿O somos los arquitectos de nuestro propio destino, forjando nuestro camino a través de nuestras elecciones y acciones?

En una búsqueda de respuestas, hemos recurrido a la filosofía, la religión y la literatura para intentar comprender el papel del destino en nuestras vidas. Los griegos creían en el concepto del "moira", un destino inalterable asignado a cada ser humano. Los indios, por ejemplo, creían en algo más conceptual como lo era el Karma, un sistema en el que nuestras acciones, tanto positivas como negativas, generaban una retribución en forma de consecuencias. Mientras se creía que estas acciones determinaban el curso de nuestras vidas y nos vinculaban a un destino predeterminado. En este sentido, el destino pareciese ser una fuerza inexorable y no modificable, guiada por la retribución divina.

Si seguimos esta premisa, el destino se presenta como una fuerza inmutable y absoluta. Pero, ¿qué ocurre entonces con la capacidad de cada individuo para forjar su propio camino? Si nuestras decisiones ya están predeterminadas mucho antes de nuestro nacimiento, parecería que se anula por completo el concepto de libre albedrío.

...

"¿Sienten eso?"- susurró Laquesis, mientras aún sostenía los hilos del destino en sus manos. Detuvo su labor y levantó la cabeza, dejando que su voz áspera y desprovista de vida resonara en las paredes rocosas de la caverna.

El ambiente estaba impregnado de una atmósfera oscura y gélida. La cueva, a simple vista, emanaba una humedad inquietante, pero sobre todo, inspiraba terror. Estaba repleta de polvo y telarañas que se entrelazaban en el techo, formando una maraña sobre las estalactitas que se extendían de un extremo a otro. La única fuente de luz provenía de una pequeña y triste lámpara de aceite que iluminaba una antigua máquina de hilar, sumiendo el lugar en una tenue y sombría penumbra.

"Desorden"- En sincronía con el ambiente tenso, Cloto, la más pequeña de las tres respondió. Cada una de ellas lo sentía, como personificaciones del destino sabían que algo no estaba siguiendo su curso.

"No lo entiendo... ¿Cómo puede ser posible?"- Átropos, quien se encargaba de cortar los hilos del destino de cada ser tanto mortal como inmortal, se pregunto a si misma pero la sorpresa e incertidumbre hizo que hasta sus hermanas pudieran escuchar sus especulaciones.

"Algo esta apunto de acontecer. ¡Observen!"- Cloto intervino sorprendida y señalo. Las demás giraron sus cuellos y miraron hacia donde apuntaba su hermana, perplejas presenciaron como uno de los hilos del destino se empezaba a desgarrar.

Dios de la forjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora