Despierta ,Steve

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Miró el vaso de whisky a medio beber. Que le pasaba al mundo ¿Desde cuándo Anthony Edward Stark tenía que esperar la aprobación de un descocido?

Fury y sus malditos Vengadores. No se moría por ser parte del grupo, pero no sabía manejar el rechazo. Él, a quien todo el mundo le decía que Si, por ser un Stark, un alfa de alto rango, por ser Tony el maldito Ironman.

Suspiro en la penumbra de su taller, su estómago rugió recordándole que no probó bocado en las últimas seis horas.

"un obsesivo hedonista" decía el informe de Romanoff, de esa espía maliciosa.

Su cuello le dolió, en los días húmedos solía hacerlo. Una vieja herida, un viejo y doloroso recuerdo.

Semanas atrás estuvo a punto de morir, condenado por el Paladio en sus venas. Se recuperó, pero antes de eso de aseguró de cagarla en grande, con Pepper, Rodhey, y hasta con Happy.

—Señor, el señor Fury acaba de enviar unos archivos para usted.

—Despliégalos.

Su rostro se ilumino con el holograma azul.

Todo sucedió tan rápido, imágenes del hielo, un cuerpo congelado, y un escudo muy familiar.

Jadeó cubriéndose la boca, sorprendido al darse cuenta de quien se trataba.

Steve Rogers.

Un mensaje, un breve mensaje, un video del tuerto con el gesto serio.

"necesitamos tu tecnología"

No era por los Vengadores, no lo estaban admitiendo dentro de ese grupito de mierda. Pero lo necesitaban. Siempre pecó de orgullo, podría mandarlos al carajo y subir a su avión privado y perderse en alguna de sus islas ¿Por qué no lo hizo?

Su fantasía, su héroe máximo, la leyenda de quien su padre tanto le habló; Estaba vivo, congelado y aturdido pero vivo.

Stark meditó unos segundos ¿cómo sabían de B.R.E.A.?

Negó con la cabeza, cerrando los archivos, dejando la habitación en penumbras. Recargo su vaso de Whisky.

—Romanoff—Dijo para sí mismo.

Era obvio que ella había escarbado en todos sus secretos, proyectos y vida privada.

Si estaban pidiendo su ayuda con su neuro tecnología, era evidente que algo no marchaba bien.

Podía decir que no, mandar a todos al infierno, seria sencillo. Pero algo en lo profundo de su ser lo atraía a Steve como una polilla a la luz, desde niño, desde que vio por primera vez una fotografía del Capitán.

Lo hizo, con la mejor cara de culo, pero lo hizo. Tardo meses en perfeccionar el dispositivo para recuperar recuerdos. Claro, colocó sus propias condiciones sobre la mesa, Fury lo detestó, pero accedió de mala gana. Romanoff estaría sobre sus espaldas, anotando cada pequeño detalle del proyecto.

Fueron semanas enteras, horas sin dormir, mucho licor y batas blancas. Los laboratorio de S.H.I.E.L.D. no tenían nada que envidiarle al suyo. La gente desconfiaba de él. Los científicos no tienen sentido del humor. Quedaba hasta altas horas de la noche, o quizás del día, dentro de las instalaciones el tiempo es relativo, y ninguna ventana da al exterior, todo completamente hermético. Era secreto, nunca correrían el riego de que el mundo viese que objetos guardaban dentro, como ese cubo azul resplandeciente que emanaba una energía descomunal. Romanoff lo pilló ese día, no le dijo absolutamente nada. Tony esperaría algún reproche o su completa explosión del lugar, pero ella guardo el secreto. Tal vez no era tan mala después de todo.

El Capitán estaba en una capsula criogénica, descongelarlo y despertarlo de improviso sería un riego que ninguno estaba dispuesto a correr. Por fin, después de casi un 70 años, encontraron al Capitán América, a su héroe máximo. Se sentó horas a observarlo, en el silencio del laboratorio, cuando todos sucumbían al sueño o simplemente salían despavoridos de haberlo soportado todo el día. Steve se veía tieso, como un cadáver, pero estaba tan hermoso como en las fotografías. Tenía una mascarilla adherida a su rostro, y un sinfín de cables conectados a su torso desnudo, era monitoreado a cada segundo. De todos ellos, la mano de Tony descansaba en los electrodos adheridos a su cabeza, liberando impulsos eléctricos que estimularían el cerebro atrofiado del Capitán dañado por el hielo. Fury no bromeó cuando le dijo la seriedad del asunto, si Steve despertaba con su mente entumida podría hundirse en la locura. "imagínate despertar en otro tiempo y sin recuerdos"

Eso hacia B.R.E.A., recrear los recuerdos, revivirlos una y otra vez dentro de tu cabeza, poner cada cosa en su lugar.

Caminó hasta la capsula criogénica, parecía un ataúd de vidrio, sin dudas S.H.I.E.L.D. no tenía un buen gusto para el diseño.

Miró la pantalla. Todo estaba en orden.

La cuenta regresiva había comenzado, su tecnología funcionó, ahora, solo quedaba esperar a que el rubio abriera sus ojos.

Sus ojos castaños se perdieron a través del vidrio. Recordó su adolescencia, cuando las fotos del Capitán despertaron esa parte de su anatomía que exigía ser atendida por sus manos. Gemía su nombre al acabar, al llenar sus manos de su propia semilla. ¿por qué le obsesionaba tanto un tipo que lleva baba desaparecido décadas?

De vez en cuando, aunque lo se lo habían prohibido (como si alguien tuviese la autoridad de decirle que no) proyectaba en su celular los recuerdos de Steve, lo veía de joven siendo un frágil beta, porque, aunque el mundo creía que Steve era un alfa, su padre siempre le dijo que era un beta anormal, con una marca casi imperceptible. Estaba enamorado, lo sabía, de ese amigos suyo que desapareció en acción. La curiosidad de Tony no logró dominarlo esa vez, no quiso indagar más, se vio así mismo sintiendo celos de aquel tal James, de un cadáver.

Tenía amigos, sueños y un dolor en su alma. Lo veía, la muerte estuvo presente en su vida.

Se paró ahí como tantas veces lo hizo.

Despierta, Steve —Susurró, siempre con la esperanza de que el rubio abriese los ojos—Despierta —Repitió como un mantra.

Los monitoreos pitaron, las curvas de datos se hicieron más definidas.

Algo sucedía.

Tony presiono algunos botones, intentando solucionar la anomalía.

De pronto volvieron a su estado normal, como si nada hubiese sucedido.

Levanto nuevamente su vista hacia el rubio.

Este tenía sus ojos abiertos.

Tony enmudeció. Si antes creyó haber tenido una conexión con Steve, ahora estaba seguro Sintió un tirón en lo profundo al ver esos ojos azules sobre él.

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