07.

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— Bien... — el pelirrojo se volteó y fue en busca de las pomadas y vendas limpias de Dazai, supuso que estarían en el baño asi que allí fue, a paso acelerado ya que estaba preocupado por el más alto.

Dazai se levantó perezoso del sofá, se quitó sus prendas de ropa manchadas de sangre, quedando solamente en boxers, mientras quitaba las sabanas manchadas. En eso Chuuya entró.

— ¡Dazai! Ni se te ocurra hacer fuerza con esos brazos, mira como están, ve al baño y esperame ahí. — dijo mientras apartaba al castaño de las sabanas y las quitaba él mismo, que a la vez aprovechó de abrir las ventanas.

— No necesito tu ayuda, Chuuya, puedes irte a la sede, no tienes por qué quedarte aqui a cuidarme —

Cuando Dazai dice que no le gusta hablar de esos temas con nadie, es como él dice, con nadie, no le importaba ser rudo ahora con la persona que amaba, ya lo fue más veces aunque fueran pocas.

— No te dejaré solo en esta situación. — dijo decidido

— ¿Por qué no? Yo te dejé solo en la mafia y en tus peores momentos, además de que te usé siempre para mis planes, ¿por qué me ayudas después de todo eso? Sabes que no lo merezco — Al darse cuenta de que se había soltado un poco de lo debido, lo que se permitía a él mismo, paró ahí.

— Cállate y vete al baño de una puta vez Dazai. — Chuuya se comenzaba a enfadar, ¿Dazai no podía ser amable alguna vez o qué?

— Vete tú a tu casa, Chuuya, no quiero que estés aqui, ya viví esto y puedo cuidarme solo. — dijo con su voz seca e hiriente.

— Que te sepas cuidar solo no significa que esté bien. —

El pelirrojo le dirigió una mirada tipica de la mafia, la cual a Dazai no le causó ningún escalofrío o tipo de inquietud.

— Vete, Chuuya — con tono enfadado, señaló la puerta extendiendo su herido brazo.

— No me iré, deja de intentarlo. — Chuuya no entendía por qué Dazai era tan arisco, solo le quiere ayudar un poco, ni le ha preguntado nada acerca de él.

— Ahora. —

La voz de Dazai se desconoció en ese momento, su mirada era seca y profunda, al igual que su voz, Chuuya se enfadó y gruñó.

— ¿¡ Cómo quieres que te ame si no me dejas ayudarte en esto!? ¡NO SABES LO MUCHO QUE TE ODIO! ¡NO LOGRO ENTENDERTE DAZAI! — dicho esto Chuuya se fue dando un portazo que retumbó por todo el piso.

Dazai suspiró cansado y terminó de hacer la limpieza. Una vez terminado fue a la agencia a dar signos de vida.

— ¡¡HOLAAAA!! — dijo con su tono alegre de siempre, dando un gran suspiro oliendo el lugar. — Que rico olor a informes por hacer — dijo claramente de manera sarcástica.

— Veo que ya sabes lo que te espera. No tardes más y ponte a hacerlos —

Kunikida no despegaba las manos ni vista del ordenador, era como una máquina, a Dazai le inquietaba ver como trabajaba tanto, ¿por qué la gente dedica todo su tiempo a trabajar? Desperdician su vida y juventud.

— Dazai-san, ¿dónde estuviste? Estaba preocupado —

—  No te preocupes Atsushi-kun, solo estaba vagueando —

Ranpo dirigió la mirada a Dazai, una fría y deductora, el sabe lo que pasaba, y que pasaría. ¿Qué sabes Ranpo?

[ . . . ]

Dazai se estiró y bostezo, dando a ver el cansancio que tenia después de todos esos informes, ¿cómo pudieron acumularse tantos en sólo cinco días? Pero por otro lado también le inquietaba Chuuya, ¿fue muy rudo con él? Nah, siempre se tratan así y después de todo fue culpa del pelirrojo por meterse donde no le llaman, ya lo arreglará.

En camino a su cómodo piso, pudo visualizar la figura del pelirrojo en un restaurante, seguramente pasándose de copas, ya que Chuuya ayudó un poco antes, ayudarle a él ahora no estaría tan mal, digo, "para no deberle ningún favor".

Entró al restaurante, yendo directo a Chuuya que ya se encontraba al borde de desmayarse.

— Enano alcohólico, vámonos, te llevaré a tu casa. —

— ¿¡Ah!? ¿¡Quién eres!? ¿¡Una momia!? — burló Chuuya.

— ¿Tan borracho estás que no puedes reconocer al amor de tu vida? Increíble, Chuuya. —

— ¿El amor de mi vida? Buena broma momia. —

— No es ninguna broma Chuuya, ah, de verdad odio cuando te desorientas estando borracho. —

— ¡¡OYE, AQUÍ EL DESORIENTADO ERES TÚ!! ¿¡Te crees que puedes venir como si nada a llevarme!? ¿¡QUIÉN TE CREES!? —

Dazai suspiró y decidió sentarse, ya le quedó claro que el pelirrojo no se movería aún de allí.

Una idea creció en la mente del castaño, los borrachos no mienten.

— Bueno, Chuuya, ¿conoces a Dazai Osamu? —

— ¿Dazai? Claro que lo conozco, ¡es un traidor, uno muy sucio! —

Auch.

— ¿Y qué piensas de él? —

— ¿Mmh? Es un imbécil, me metió a la mafia para después irse como si nada, además de que nunca se muestra de verdad con alguien, ¿¡y quiere conquistarme!? ¡¡PFFF!! Se guarda todo para él solo y se hace daño para aliviar sus emociones, finge una faceta tan bromista y despreocupada. ¡¿SE CREE QUE NO ME DOY CUENTA!? Odio eso de él, además que nunca estuvo para mí, de verdad debería abandonarlo como me hizo a mi, pero no puedo.

— ¿Por qué no? —

— Es la única persona con la cual siento que puedo ser más abierto, lo entiendo aunque el no quiera que lo haga, ¡PERO ES UN IMBÉCIL AL NO DEJARME AYUDARLE! —

— Ya veo. —

Dazai jugaba con la piedra de hielo de su bebida, ahora que sabe lo que piensa Chuuya, ¿le será más fácil entenderle? Entender a Chuuya no era tarea tan fácil, a primera vista se podría deducir
lo que piensa pero en el fondo de todo, él también tenia una faceta.

Chuuya tomó la última copa antes de caer dormido en un profundo sueño. Dazai lo tomó al estilo princesa y se lo llevó a su casa; lo dejó en el sofá de esta una vez que forzó la cerradura, la casa de Chuuya era muy grande y elegante, a diferencia de la suya. Depositó un pequeño beso en la frente del pelirrojo y se fue de allí.


Bonne Nuit, ChuuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora