Capítulo 8

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Para los siguientes días, se encontró llegando más temprano al colegio dispuesto a esperar a que Minho llegara para poder acompañarlo a su salón. Incluso, algunas veces, se quedó conversando con él hasta que el timbre que anunciaba el inicio de clases se escuchara en los parlantes del pasillo.

Para la hora del descanso, Chan iba en busca de él hasta su salón, y muchas veces se lo encontraba en la puerta de su aula, haciendo lo mismo que él: esperarlo para almorzar juntos. Aveces almorzaban en la cafetería, aprovechando eso para conocer a los amigos del otro, y aveces decidían pasar un momento a solas en aquel lugar detrás de las gradas, conociendose un poquito más cada día.

Habían días en los que se escapaban hacia la parte trasera de la escuela y pasaban todo su descanso jugando con los más pequeños, e incluso ayudaban a las profesoras cuando ellas estaban muy cansadas.

Algunos días, ya sea porque Chan quería descansar o porque Minho tenía alguna tarea que adelantar, en la mayoría de los casos ambos; ellos pasaban su descanso en la biblioteca, en una de las mesas del fondo, donde nadie pudiera silenciarlos cuando estaban en medio de una conversación o pudiera regañarlos por estar tomando una siesta, en el caso de Chan.

Luego de clases, Chan solía acompañar a Minho hasta la parada de buses y muchas veces, decidía dejarlo hasta la puerta de su casa, en donde Minho le sonreía y dejaba un pequeño beso en su mejilla como agradecimiento. Algunas veces, Chan invitaba a Minho a su entrenamiento, diciendole que después podían ir por un helado o incluso, podían ir al centro comercial para pasar un buen rato.

Como ese día, que mientras Chan entrenaba, Minho se mantenía en la grada más alta del gimnasio, completando las actividades del libro de inglés. A Chan se le hacía extremadamente tierno la forma en la que Minho estaba sentado, con sus rodillas levantadas mientras el libro reposaba allí, con una bonita mueca de concentración en sus labios.

-¡Bang, si no te concentras le diré a tu novio que se vaya de aquí!-el entrenador gritó, llamando la atención de todos, inclusive la de Minho, quien se encogió en su propio puesto, completamente avergonzado.

Chan sintió que sus orejas ardían y varios de sus compañeros comenzaron a burlarse mientras él se disculpaba por su distracción.

Una media hora más tarde, el profesor estaba dandoles algunas indicaciones antes de enviarlos a las duchas. Sus compañeros corrieron como animales, peleando por quién ocuparía cuál ducha, y Chan trotó hacia las gradas para sentarse al costado de Minho.

-Lo siento por eso.-dijo, refiriendose al regaño del entrenador. Minho le restó importancia, sonriendole de forma suave.-Aún tengo que bañarme, ¿quieres esperar un ratito más?-

-Sip. Yo aún tengo una actividad más que hacer y debo recoger todo. Aquí estaré cuando salgas.-

Chan sonrió y sin quererlo, su mirada se posó en los labios de Minho. Tenían marcas de mordidas, seguramente porque el chico lo hacía cuando estaba concentrado, y se veían muy suaves.

-Saldré rápido.-dijo, desviando su mirada de los labios del chico.-Espérame.-

Y antes de que Minho pudiera responder algo, él huyó de allí. Llevandose aquellas enormes ganas que tenía de besar al chico.

idiota [banginho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora