-¿Empezamos? -Dije cogiendo los libros.
-Claro. -Dijo él sacando un par de cuadernos. -A ver, tengo un examen de historia el próximo lunes, y la verdad el tema de Isabel II se me atora un poco.
-Ese tema es difícil, yo por suerte ya me lo sé. -Dije sacando los apuntes. - ¿Ves que están subrayados de distintos colores? -Él asintió. -Vale pues es algo así como un código de colores. El rosa para las cosas más importantes; acontecimientos o tratados. El azul para descripciones y el verde para nombres. El hecho de que esté todo en distintos colores lo hace más visual y menos estresante.
-Es buen método. -saqué un folio lleno de palabras y dibujos.
-Esto es un esquema con lo más importante, primero mírate esto y lo complementas con los apuntes. -Adam miraba todo con el ceño fruncido, parecía realmente agotado por los entrenamientos.
-Vale, ¿Tú qué harás mientras? -Preguntó cogiendo los apuntes.
-Estudiar para el examen de química. -Dije sacando todas las fichas de formulación que tenía y los ejercicios.
-¿La entiendes? -Dijo con la cara totalmente iluminada.
-Claro, ¿quieres que te la explique? -Pregunté con una sonrisa.
-Por favor. -Dijo apartando los apuntes.
Y eso hice por los siguientes 45 minutos, le expliqué todo lo que debía saber para ponerse a hacer ejercicios y le dejé una de las hojas de los míos. Él se veía realmente implicado en el asunto, y yo estaba feliz de que se enterara del asunto, porque para cuando pasó una hora ya sabía hacer la mayoría.
-Pues solo tienes que seguir repasando. -Dije con una sonrisa. -Ahora ponte con historia o suspenderás.
-¿Algún truco en especial para acortarte de todo? -Preguntó con una sonrisa.
-Sí. -Dije. -No trates de estudiarlo de memoria, intenta llevarlo al lenguaje coloquial y contarlo como si fuera una historia.
-Muchas gracias de verdad. -Contestó, y yo fruncí el ceño.
-¿Tú dando las gracias? -Dije con sorpresa.
-No soy tan capullo como todos se piensan. -Contestó él, con un tono algo molesto.
-Ah claro. -Ironicé. -Porque las miradas de superioridad que le das al resto son simplemente fachada.
-¿Qué? -Dijo él, confundido.
-Ya son las ocho y veinte. -Dije. -Debo irme. -Contesté cogiendo mis cosas y levantándome.
-¿Y tus apuntes? -Dijo señalándolos.
-Me los das el miércoles si quieres. -Contesté, me despedí de él y salí rápido, si llegaba más tarde de las 9 mi madre me mataría.
-¿Te llevo?- Me giré y me encontré con la maravillosa moto de Adam, negué con la cabeza débilmente.
-No hace falta. -Contesté. -Puedo ir andando.
-Venga, ¿O acaso tus padres te matarán si te ven llegando a casa con un chico?
-Nos matarían, de hecho. -Le vi fruncir el ceño y tras decirle adiós con la mano, me marché de allí.
(***)
-Ese tío quiere follar contigo. -Dijo Kristen. Esas fueron sus cinco únicas palabras después de que le contara todo lo del día anterior.
-¿Insinúas algo? -Dije con el ceño fruncido.
-No es por ti Lis. -Dijo ella con una sonrisa. -Es que simplemente me parece extraño que ese chico quiera realmente sacar buena nota.
Un carraspeo se escuchó detrás mía, al girarme me encontré con un Adam para nada contento. Miraba a Kristen con el ceño fruncido, y tenía mis apuntes en la mano.
-Toma Alicia, muchas gracias por dejármelos. -Dijo con su semblante aún serio. -Y no, no me la quiero follar Kristen. -Kristen casi se muere al darse cuenta de que Adam sabía su nombre. -Quiero entrar en una buena universidad si se me jode lo del fútbol.
Se despidió de nosotras con un movimiento de cabeza y yo fulminé con la mirada a Kristen, cerrando la puerta de la taquilla de un portazo y caminando hacia la clase. Kristen no tardó en ponerse a mi lado.
-Perdón Lis, es que no tenía sentido en mi cabeza. -Dijo mirándome con ojos de cachorrito hambriento.
-Hay muchas cosas que no tienen sentido en tu cabeza Kris. -Dije con una sonrisa, ella frunció el ceño y tras procesarlo; lo que desgraciadamente le llevó varios segundos, me pegó un manotazo en el hombro. -Vuelve a hacerlo y eres amiga muerta.
-No puedes vivir sin mí. -Dijo ella entrando en la clase.
Al acabar las clases decidí ir a toda prisa a mi casa. Mi madre estaba allí, haciendo la comida mientras mi padre trataba de ayudarla con los ingredientes. A este paso tendríamos que ordenar una pizza. Solté la maleta y fui corriendo al baño, me hice una cola alta y me puse algo más cómoda. Al bajar mis padres me esperaban con la comida en la mesa.
-¿Qué tal las clases? -Preguntó mi padre, su mirada clavada en la mía.
-Muy bien. -Dije con una sonrisa y metiéndome un poco de sopa en la boca.
-¿Sigues siendo la mejor de la clase? -Preguntó ahora mi madre, yo asentí. -Así me gusta, estás en una edad muy mala y no quiero que los chicos te distraigan. Además, recuerda que si no obtienes las mejores notas, no te asegurarás entrar a una buena universidad.
Rodé los ojos y me tragué lo que mi madre decía como cada día. Todos los días me decía que no quería que los chicos me arruinasen la vida, que primero el trabajo y luego la diversión. No sé las veces que tuve que decirle a mi madre que me quedaba en casa de Kristen, para realmente ir a una estúpida fiesta, o para simplemente tener algo de vida social.
Esta era mi aburrida vida, una que no iba a dejar que nadie corrompiese. Ni siquiera el guapo de Adam.
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El Primer Día Del Resto De Mi Vida
RomanceAlicia la típica chica mala que no dejaría que nadie la corrompiese. Con padres extremadamente estrictos, intenta llevar la vida que toda adolescente desearía. ¿Qué pasará cuando Adam, el chico más guapo del instituto, le pida ayuda con un tema? Des...