Alicia
Entramos en un bar muy lindo y nos sentamos en una de las mesas más alejadas. Vino a pedirnos nota una chica; y fue casi imposible no ver cómo miraba a Adam.
Adam solía tener ese efecto, todas se le quedaban mirando. Y yo obviamente no me quedaba atrás, pero intentaba disimularlo.
La chica trajo lo que pedimos y comenzamos a comer.
-¿Qué tal tu amigo Daniel? -Preguntó Adam, con su mirada fija en mí.
-Mira, sé que es un poco peñazo, pero me ha ayudado mucho y me gustaría que de verdad os llevarais bien. -Contesté, dándole vueltas al tenedor.
-No es como si fuese de vida o muerte que nos llevemos bien. -Suspiré.
-Así evitaría escenitas como la de antes. -Añadí, él asintió.
-Lo intentaré, pero tampoco es que vaya a poder evitar mirarle con cara de asco si vuelve a llamarme tonto.
-Tú le llamaste imponente. -Puso cara de sorpresa, mezclada con una de diversión.
-¿Me escuchaste? -Preguntó, con un tono divertido en su voz.
-Pues claro que te escuché, tengo muy buen oído. -Asíntió, cómo si no se lo creyera. -Además, sé leer los labios.
-¿Enserio? -Asentí. -Wow, no dejas de sorprenderme chica.
-Es que soy todo un partidazo. -Él soltó una carcajada.
-Si no fuera por tu mala ostia, lo serías. -Lo que dijo me hizo ruborizar. -Anda, si te has puesto roja.
-Cierra el pico Adam. -La campanita del lugar sonó, y cuando me giré a ver quién era, oh dios.
-Qué casualidad. -Dijo Daniel, esbozando una sonrisa, Adam le miraba con asco, ni se molestaba en esconderlo. -Me sentaré con vosotros.
-Claro, tú sin preguntar. -Contestó Adam.
-¿Quieres que me vaya Alicia? -Me miró profundamente, y yo negué con la cabeza, me sentía incómoda. -Perfecto.
Adam rodó los ojos y bufó cuando se sentó Daniel.
-Es un poco grosero arrollar así a la gente. -Dani se pasó las manos por el pelo.
-Tampoco es que estorbe, ¿A que no Alicia? -Rodé los ojos y me metí un poco de comida en la boca. -Digamos que se alegra de tenerme aquí de vuelta.
-Ya veo, tanto que ni ha podido contestarte. -Me puse los dedos en el puente de la nariz y bufé.
-Dejad de pelearos por favor. -Dije, con un tono de voz algo elevado. -Tengamos la comida en paz.
(***)
Efectivamente Daniel no se fue, y nos acompañó a la biblioteca para estudiar. A cada cosa que decía Adam, él me decía otra.
Si Adam preguntaba, Daniel preguntaba también, si Adam me decía algo del tema, Daniel me decía lo siguiente. Me agobié tanto que tuve que irme media hora antes, y en cuanto llegué a casa me tomé una pastilla para el dolor de cabeza.
Estaba leyendo cuando mi móvil vibró en la mesita de noche. Alcancé el teléfono y lo puse en silencio para que no se despertaran mis padres y miré el mensaje. Sonreí ante la persona que me lo había mandado.
¿Me estaba volviendo loca o me alegraba hablar con Adam Walker?
Adam: ¿Te duele la cabeza mucho?
Yo: Un poco, me he tomado una pastilla. Siento haberme tenido que ir antes.
Adam: No importa, tu bienestar es más importante.
Sonreí ante el mensaje.
Yo: Si quieres mañana podemos estar algo más de tiempo.
Adam: Claro, aunque hoy hemos estado bastante. Pero no me ha quedado claro lo de los factores de conversión de química.
Yo: Normal, si Dani no paraba de interrumpirme.
Adam: Bueno, no siempre se puede tener una tarde ideal.
¿Qué había querido decir con eso?
Y
o: Bueno Adam, sé que adoras mi compañía, pero me tengo que ir a dormir.
Adam: ¿Ya?, si apenas son las diez.
Yo: Duermo como un perezoso, y si no duermo lo suficiente no rindo. Además, mis padres me matarán si me ven con el móvil.
Adam: Cómo me alegro de vivir solo.
Yo: Ojalá viviera yo sola.
Adam: ¿Y dejar de ser una niña de papá y mamá? Demasiada pérdida de comodidad. Aunque te vendría bien, para descubrir lo que es salir de noche.
Yo: Pero si ya me lo enseñaste el otro día.
Adam: Digamos que llegar a las doce a casa no es descubrir lo que es salir de noche.
Yo: Pues a mí me gustó.
Adam: Sobre todo la parte en la que dormiste en mi casa.
Yo: Buenas noches.
Adam: Huyes porque sabes que es verdad.
Una gran sonrisa decoró mi rostro.
Yo: Espero que descanses.
Adam: ¡Cobarde!
Yo: Vete a la mierda Adam.
Adam: Descansa Ali.
Yo: Que no me llames Ali.
Dejé el móvil a un lado, apagué la luz y tras varios minutos, conseguí conciliar el sueño.
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El Primer Día Del Resto De Mi Vida
RomanceAlicia la típica chica mala que no dejaría que nadie la corrompiese. Con padres extremadamente estrictos, intenta llevar la vida que toda adolescente desearía. ¿Qué pasará cuando Adam, el chico más guapo del instituto, le pida ayuda con un tema? Des...