Llegamos a un complejo de apartamentos algo alejado del centro de la ciudad, me bajé de la moto y le di el casco. El edificio era blanco y negro, una combinación de colores que le daba un aire elegante y a la vez sofisticado. Adam aparcó la moto en la calle y me dedicó una pequeña sonrisa.
Habíamos cenado en una pizzería de cerca del lugar en el que habíamos estado, y eran las doce de la noche cuando llegamos a su apartamento. Por lo menos mañana no habría instituto, porque dudo que consiguiese dormirme pronto.
Cuando abrió la puerta de la casa me quedé a cuadros, desde luego era un muy buen apartamento. Nada más entrabas tenías el salón, con el sofá a la izquierda y la tele enfrente. Había un pequeño marco a la derecha de la puerta, que daba paso a la cocina. Un pequeño pasillo a la izquierda de la casa daba paso al cuarto, y al baño. Y tenía terraza con una mesa y todo.
-¿Eres rico? -Pregunté, boquiabierta. -Este salón es cuatro veces mi habitación.
-Te sorprenderías. -Contestó encogiéndose de hombros. -Esto cuesta menos de lo que parece.
-Es precioso el sitio. -Dije, analizándolo todo con la mirada.
-Me alegra que te guste. -Dejó las cosas en un pequeño mueble que había en la entrada y yo hice lo mismo. -Tienes el baño ahí, puedes ponerte cómoda. Te daré algo para que te puedas cambiar.
-Gra-gracias. -Contesté, esbozando una pequeña sonrisa.
-Dormiré en el sofá. -Dijo, acomodando las cosas.
-De eso nada. -Contesté. -Yo dormiré en el sofá.
-Los invitados no pueden dormir en el sofá, sería un servicio pésimo Ali. -Bufé.
-Que no me llames Ali. -Él asintió, pero sabía que iba a seguir llamándome así.
-Dormiré en el salón y punto. -Respiré hondo y resoplé.
-Llegados a este punto, he comprendido que discutirte es en vano, por lo que te haré caso. -Él me dedicó una sonrisa victoriosa.
-Genial, pues toma. -Fue un segundo a su cuarto y volvió con una camiseta negra suya. -Te debería servir, te quedará por mitad de los muslos.
Asentí y fui al baño, me quité la ropa y me puse la camiseta. Efectivamente Adam había dado en el clavo con la talla, y encima olía a él.
-Te queda bien. -Dijo cuando salí del baño. Él llevaba puesto solo los pantalones del pijama, por lo que su jodido abdomen perfecto relucía. -¿Quieres una foto?
-Muy gracioso Walker. -Dije con una sonrisa. -Venía a darte las buenas noches.
-¿Me darás un besito de buenas noches? -Contestó en tono burlón. Me acerqué a él, pero en vez de darle un beso le di un manotazo en la cabeza. -Ouch. -Dijo sobándose la zona afectada.
-Tómalo como una muestra de amor. -Dije con una sonrisa.
-Cada vez que me pegues, pensaré que dices que me quieres. -Contestó él, dibujando un corazón en el aire con sus manos.
-Desde luego eres estúpido. -Lo observé preparar la zona del sofá, de vez en cuando se giraba a mirarme y me sonreía. Y eso me ponía muy nerviosa.
-¿Te vas a quedar toda la noche ahí mirándome? -Preguntó.
Rodé los ojos y me fui a su habitación. Me metí en la cama y respiré hondo, absolutamente todo olía a él. Las sábanas, la almohada, la camiseta. Daba igual a donde girase la cara, su olor me seguía.
Traté de dormirme pero fue difícil conciliar el sueño. Supuse que tardaría una media hora en dormirme por completo.
(***)
-¿Quieres algo en especial de desayunar? -Preguntó Adam cuando entré en la cocina.
-No sé, me da igual la verdad. -Contesté, dando un gran bostezo.
-Alguien parece tener sueño. -Se giró a mirarme y yo me quedé de nuevo mirando sus jodidos abdominales.
-Podrías ponerte una camiseta. -Inquirí.
-¿Por qué?, ¿Acaso te distrae?
Sí.
-No, es que simplemente no entiendo la manía de los chicos con dormir sin camiseta. -Él soltó una pequeña carcajada.
-Dame la tuya. -Fruncí el ceño. -Digamos que es mi pijama.
-Oh, ya entiendo por qué huele a ti tanto. -Murmuré.
-¿Qué has dicho? -Preguntó.
-Nada nada. Que estás bien así. -Alicia cállate ya.
-Muchas gracias. Ahora vístete que vamos a ir a desayunar a un lugar.
(***)
-Qué pasa tío. -Escuché decir a Adam nada más llegamos, el chico de la barra se salió a saludarle.
-¿Nuevo ligue? -Preguntó el chico, escaneándome de arriba a abajo.
-No, es una amiga del instituto, se llama Alicia. -Contestó Adam, con el ceño algo fruncido.
-¿Está disponible? -Adam rodó los ojos.
-Cómo me sigas mirando así te dejo sin día del padre. -Le amenacé, el chico abrió mucho los ojos.
-Vaya, tu amiga los tiene bien puestos. Venid, pedid lo que queráis, hoy invito yo.
-Qué menos. -Dijo Adam con una sonrisa.
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El Primer Día Del Resto De Mi Vida
RomantikAlicia la típica chica mala que no dejaría que nadie la corrompiese. Con padres extremadamente estrictos, intenta llevar la vida que toda adolescente desearía. ¿Qué pasará cuando Adam, el chico más guapo del instituto, le pida ayuda con un tema? Des...