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Anel Rosier era una mujer astuta, fuerte e independiente, le gustaba valerse por sí misma y debido a las horribles cosas que había atravesado con su ex prometido decidió que el amor no era para ella

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Anel Rosier era una mujer astuta, fuerte e independiente, le gustaba valerse por sí misma y debido a las horribles cosas que había atravesado con su ex prometido decidió que el amor no era para ella.

Cuando asistió a la ceremonia de Stella en el Ministerio, tenía en claro que ella sería la comidilla de todos en el lugar, su familia estaba dividida por las opiniones que muchos daban sobre ella

Sin embargo, ella misma tenía mucho que decir, no era alguien que se fuera de rositas dispuesta a escuchar o aguantar palabrerías baratas de aquellos que no tenían ni una pizca de idea del infierno que el Nott le había hecho pasar.

Su sorpresa fue grande cuando todos la ignoraron como sí ella no fuera nadie, el mundo social parecía estar vuelto de cabezas tras su regreso a la gran bretaña mágica, y no fue por otra que por la arpía de Hermione Granger ahora Black, Prince y Lupin.

No la había visto, pero se preguntaba que ridícules saldría haciendo, que postura tomaría en contra de sus esposos, la maldita bruja arrogante había sido bendecida por Lady Magia, ella fue tomada en una unión sacra, con tres magos de noble estirpe y poder superior en intelecto, Magia y fuerza.

Algunas brujas eran mucho más afortunadas de lo que deberían.

Entonces ella entró y todo el lugar retumbó ante la fuerza de su magia. Su aire noble y postura solemne le hicieron ver a Anel cuan errada estaba, la mujer que parecía dueña de todo no era la antipática bruja malvada que conocía.

No había una sola pizca de maldad en ella, sus ojos castaños claros eran tan puros como lo era su alma, su cabello, su postura, su cuerpo, todo en ella era distinto, claramente esa mujer era Hermione Granger, pero a la vez no.

Anel no era tonta, esto parecía ser obra de un ser conocido y manipulador. La perro de Granger finalmente había cambiado su destino sacro y había cambiado de lugar con otra versión.

Sonrió, la arpía manipuladora ya no estaba, en cambio esta joven era distinta, misteriosa y daba la impresión de querer ser su súbdito fiel, ella era una monarca. Su aire distaba con todos.

Salvo sus esposos, estaban más guapos y poderosos de lo que ella recordaba.

Admiró la familiaridad y la confianza con la que los cuatro se movían, ella era dueña de ellos, como ellos lo eran de ella, fue tan increíble ante sus ojos como ocurrió todo aquello que pareció finalmente equilibrar la magia de esas tres grandes y nobles familias.

Se inclinó cuando Hermione paso a su alrededor, sus miradas se encontraron con brevedad pero ella no se detuvo, tenía una contestación que dar y para su alivió y sorpresa la postura y fuerza dominante de la mujer hizo que todos vieran lo que realmente tenían que ver.

— Creo que mi regreso a Londres será adelantado — Anel le comentó a su hermano mayor, Evan quien sonrió encantado.

Y así fue, ella terminó de hacer sus arreglos dejando su autoexilio impuesto en América para regresar a casa, con su familia.

Tres días después de que aquella visita al ministerio había ocurrido, entonces cuando se entero de las noticias sobre el divorcio de Harry Potter con la insoportable pelirroja arribista sonrió, las piezas comenzaban a moverse en la posición correcta.

Luego, ella misma tuvo que intervenir cuando su pequeño primo, Camilo, le dijo que habían niños que se burlaban de James Potter por ser un bastardo, lo más impresionante fue que los niños del sacro matrimonio fueron los que defendían a capa y espada al Potter.

El niño Lupin incluso había golpeado a los tontos niños de Avery, Nott y Carrow

Suspiró pensando que el mundo estaba un poco de cabeza, la amabilidad de algunos se había vuelto la hostilidad de otros, se rió entre dientes, mientras caminaba por la fría y oscura noche no pensó que realmente algo extraño le pasaría, quería conocer a la nueva Granger y quizás ser su amiga.

Miró al cielo y vio que la luna estaba inusualmente grande y azul, tenía un halo de plata hermoso que deslumbra a quien lo vea, estaba en la casa de verano de sus padres al sur de Escocia y cuando se dispuso a volver al interior de la cada – ya que estaba en el jardín – lo sintió, un cambio en el lugar, la magia fluctuante provocó escalofríos.

Y ahí delante de sus ojos un manto plateado se abrió cubriendo el interior de un arco de oro, arenas del tiempo brillaron del otro lado, filtrándose por ese extraño camino, saco su varita y se preparó dispuesta a atacar lo que saliera de ese lugar, entonces aluviones de hechizos llegaron, ella los esquivo y lanzó unos cuentos.

Estaba por dar un paso y atravesar el arco cuando algo caliente se asentó en ella, no podía avanzar hasta el arco. Algo restringe sus movimientos, aquello no era bueno, entonces el manto se volvió traslúcido Y pudo ver el interior de un lugar muy antiguo y gastado por el paso del tiempo, había oscuridad y las luces de cada hechizo y maldición que era lanzado, pero también logró ver como esferas luminosas se apagaban cerrando el camino de dos extraños magos.

Uno estaba en el suelo, herido, mientras el otro luchaba por llegar a su lado.

Envío otro hechizo desarmando a una bruja que podía haber asesinado al mago de capa negra, entonces la vio, en medio de todo estaba ella, Hermione Granger luchaba desesperada buscando acabar con la vida de estos dos magos.

Y Anel lo supo, estos hombres tenían un vínculo con la Hermione que ahora estaba en su mundo, y cuando el poder estalló en un hechizo no pronunciado por el mago de capa negra la vio volar varios metros y estrellarse con rudeza, el crujido fue nauseabundo, pero ella no lo lamentaría, esa perro se lo merecía.

Vio a los dos magos cruzar el velo que dividía el tiempo, el espacio y separaba a ambos mundos, ellos se quedaron de piedra cuando la vieron, en cambió ella les sonrió.

Esta era su oportunidad, ya tenía un pase pata acercarse a la nueva Granger y lograr ver si la chica valía su tiempo.

Cuando los rayos de luna iluminaron el rostro de ambos hombres Anel casi jadeo, tenía una copia madura de Severus Prince y una más joven de Abraxas Malfoy.

— ¿Quién eres? — Draco preguntó aguantando el dolor de sus heridas, su padrino lo estaba sosteniendo pero sabían que necesitaba tratamiento de inmediato.

— Anel Rosier — se presentó — voy a ayudarlos, Lord Prince, Lord Malfoy — se inclinó en una venia respetuosa.

Tratando de no ofender a magos de tan noble casta, las casas de ambos magos estaban sobre la suya y no quería problemas con sus casas aún si estos venían de otro mundo.

— Draco Malfoy —Draco sonrió a duras penas, su tez pálida y enfermiza no ayudó ayudó absoluto, sus ojos grises dignos de la herencia Black ayudaron un poco a que no se viera tan mal.

— Severus... — Snape se estaba presentando.

— Prince, lo sé, su noble casa es muy importante aquí — Anel interrumpió — me gustaría alargar la presentación pero es obvio que Lord Malfoy necesita ayuda — Miró con preocupación al pálido joven.

Severus lo recostó en la fresca hierva y miró a su alrededor, notando que el arco ya no estaba, y sólo estaban ellos. Atendió a Draco con rapidez, dictamo para sus heridas y una poción para restablecer la sangre perdida.

Lanzó hechizos diagnósticos y suspiró aliviado cuando notó que no había problema alguno, al menos por el momento, necesitaban un lugar con más luz para determinar su alguna maldición se formaría en su cuerpo.

— Por favor, siganme —Anel pidió intuyendo que necesitaban un lugar para descansar.

Ambos magos asintieron, Severus cargo entre sus brazos a su ahijado y este se quejó cual niño, pero a Snape no le importaba menos, la salud era importante, quería encontrar a su novia y regresar a casa los tres para ser la familia que debían ser.

 ᏢꭺꭱꭺꭰꮻꭻꭺDonde viven las historias. Descúbrelo ahora