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Allan había aparecido en las cercanías del Ministerio de Magia, el vago recuerdo de él acudiendo al llamado de Voldemort cuando logró hacer que Harry lo guiará de forma inconsciente hasta la profecía lo asaltó

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Allan había aparecido en las cercanías del Ministerio de Magia, el vago recuerdo de él acudiendo al llamado de Voldemort cuando logró hacer que Harry lo guiará de forma inconsciente hasta la profecía lo asaltó. Sus ojos de obsidiana recorrieron los escombros del lugar, enormes agujeros, edificios destruidos, cuerpos esparcidos por el lugar, algunos con uniformes, eran aurores. Habían tenido bajas.

Aún no llegaba tarde, si la enorme nube oscura que cubría el Ministerio representaba el hechizo de prisión tenebrosa que Voldemort usaba para castigarlos. Miro a su alrededor, sus sentidos alertas le indicaron que la zona no estaba despejada, un lúgubre ambiente se sentía mientras avanzaba.

Uno de sus seguidores, se detuvo, sus ojos captaron un movimiento, fue cuestión de segundos cuando un aluvión de maldiciones volaron hasta ellos, Allan los desvío, la fuerza de su magia dejó en claro quien mandaba.

Él no era un mequetrefe con el que se pudieran meter, por el contrario, se encargo de neutralizar la primera ola de enemigos que buscaban reducir sus fuerzas. Basto un solo hombre para marcar la diferencia.

Los hombres y mujeres que lo seguían se quedaron maravillados y su respeto por el hombro solo aumento.

—James — Allan llamó por primera vez a Harry por el nombre con el que lo conocía.

Harry lo miró confundido, pero entendió que se refería a él por lo que avanzó con rapidez hasta igualar el paso de su líder.

— Harry — corrigió el Potter.

Allan rodo los ojos — lo que sea, James — gruño no dispuesto a admitir su error — tomaras el flanco derecho, hay alrededor de una docena de magos con un nivel alto de magia — lo miró de reojo.

Harry asintió, sabía que en los flancos estaban los menos problemáticos y en la región central, se concentraban los Nigromantes, lo sentían en el aire, su magia vibraba en son del rechazo ante la transgresión que se hacía a la naturaleza, negandose a reconocerlo.

Anel dio un paso siguiendo a Harry, el grupo se fragmento siendo quince personas las que siguieron al Potter, entre ellos habían aurores. Ambos se miraron con cariño y sujetaron sus manos, en una promesa silenciosa de proteger la espalda del contrario mientras estaban en el fragor de la batalla.

— Lucius — Allan llamó y pronto el rubio de ojos grises y porte aristocrático que parecía mucho más preparado para una batalla que todos se acerco.

— Allan — Lucius murmuró — sé que iras al centro — lo miró a los ojos — así que solo me queda decirte, no mueras, quiero tener un buen duelo contigo — sonrió de la misma forma en la que Lucius sabía hacerlo.

Allan entrecerro los ojos — espero estés disfrutando esta nueva oportunidad que se te ha dado — apartó sus ojos de él y los clavo al frente justo cuando el pico de magia se elevaba y una enorme explosión sacudía el lugar.

 ᏢꭺꭱꭺꭰꮻꭻꭺDonde viven las historias. Descúbrelo ahora