𝑺𝒉𝒆'𝒔 𝒂 𝒈𝒐𝒂𝒍𝒌𝒆𝒆𝒑𝒆𝒓 | Mason Mount

01

Miles de luces de cámaras la cegaron y el ruido de la multitud le estaba creando ansiedad. El cuerpo le temblaba y el corazón le latía super rápido. Al cruzar aquel pasillo pudo observar la cantidad de gente que la esperaba en el área de la rueda de prensa. Nunca antes había pasado algo así. Madison Lewandowski, la hermana menor de Lewandowski, con tan solo diecinueve años se había vuelto una de las mejores porteras y por eso el Chelsea había querido ficharla. Su familia estaba orgullosa de ella. Todos estaban muy felices por ella menos la persona que ni se había molestado en ir a verla, su hermano. Robert Lewandowski desde siempre había apoyando a Madison y cuando la ficharon para el Bayern Munich no podía estar más orgulloso, se sentía como un padre. Para Madison su hermano mayor siempre había sido su inspiración, pero todo cambió cuando recibió la noticia de que había sido transferida al Chelsea. Nunca antes Madison lo había visto tan enojado como aquel día. Desde entonces no se hablaban y ni había ido a verla en un día tan importante.

— ¿lista para entrar? Muchos periodistas te estan esperando — le habló un hombre que no conocía poniendo su mano en su hombro.

Madison asintió y luego de que alguien le hiciera unas señas desde el otro lado entró y se sentó en la silla que le tocaba. Su nuevo entrenador y aquel hombre que no conocía se sentaron a sus lados. Madison miró a todos los periodistas llena de nervios. Sabía mucho inglés, pero cada vez que le tocaba hablarlo se trataba demasiado y le daba miedo de que se le olvidara que decir con tanta gente viéndola. Sus padres se pararon en la puerta, ambos la miraban con una sonrisa reconfortante y eso hizo que se sintiera mucho más segura.

— Estamos los tres aquí para responder preguntas acerca del fichaje de Lewandowski. Madison ha aceptado estar aquí también, siéntanse libres de preguntar lo que deseen. — dijo el entrenador acercándose el micrófono.

La multitud comenzó a tomar muchas fotos, pero Madison no sonreía nada. No podía sonreír con la ansiedad que estaba teniendo.

— Lewandowski ¿como te sientes ahora que estás en Londres? — preguntó una mujer rubia y alta desde la parte de más enfrente mientras otro hombre grababa.

— Yo...bien...ah...— Madison volteó su rostro hasta el hombre desconocido como buscando apoyo porque no sabía que decir.

— Madison esta muy feliz de estar en Londres, le ha gustado mucho el viaje y ni hablar de lo que ha desayunado hoy ¿no es así, Maddie? Le ha encantado venir aquí — habló el hombre y le mostró una sonrisa a Madison.

Madison asintió y respiró profundo.
Otros periodistas le hicieron otras preguntas que le hicieron sentir mucho menos nerviosa. Le preguntaron acerca de su equipo favorito, cuál era su comida favorita y qué era lo que más le gustaba de Inglaterra. Le preguntaron acerca de sus amistades de Alemania y demás. Madison por primera vez en lo poco que llevaba de su carrera se estaba sintiendo muy a gusto con los periodistas. Su comodidad no duraría para siempre.

— Madison ¿porque tu hermano, Robert Lewandowski, no está aquí? — preguntó un hombre que apareció de la nada empujando a todos para poder estar más cerca de ella.

Madison se quedo helada y miró al señor que estaba a su lado. El señor sonrio falsamente al periodista y cuando iba a abrir la boca para decir algo el periodista volvió a hablar.

— ¿cómo te sientes sobre eso? ¿Es verdad que Robert está enojado contigo por aceptar la oferta del Chelsea ?—

—yo...emm...—

— ¿porqué aceptaste venir al Chelsea? — preguntó otra mujer al lado del periodista. — ¿es por el dinero o por el club? Creí que amabas el Bayern Munich —

Un montón de incómodas preguntas le empezaron a llegar. Los periódicos habían cogido el impulso que les faltaba, la confianza para hacer ese tipo de preguntas. Todos le preguntaban sobre su hermano. Otros, muy pocos, en otras palabras la llamaban traicionera por haber abandonado el Bayern. La multitud se volvió loca y todos esperaban respuestas de Madison, pero ella no se veía nada cómoda. Madison tenía los ojos desorbitados y se sentía agobiada, mareada y sofocada. Con una tal sola mirada más el hombre a su lado se dio cuenta de que estaba apunto de tener un ataque de ansiedad.