Capítulo Ocho. Frutos Secos

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Me senté a su lado para ver los bocetos que traía pintados en un cuaderno y lo que vi no dejó de sorprenderme. Olvidé instantáneamente mi enfado con Josh para abrir los ojos de par en par. El boceto del graffiti, en tonos plateados, azul turquesa, fucsia y lila, mostraban un bosque lleno de lunas, soles, estrellas y cristales preciosos que iluminaban un pequeño lago. En el borde, había un hada. Pequeña, dulce y delicada y con mis mismos rasgos! Cómo sabía este hombre quién era yo? Cómo había dado con la forma exacta de mi cara?.

-Qué hago bebiendo agua en el lago?-fue lo primero que se me ocurrió decir-.

-Josh tenía una foto en el móvil.  Pensé que era una modelo. Aunque siendo sinceros, tu entera pareces una modelo.

Ahora sí que mi cara era un poema. Josh estaba acalorado y yo no sabía ni que decir. Josh con una foto mía en el móvil?. Y luego me rehuía ?. Señor!

-Tenias razón , Josh. Los graffiti no me iban a dejar indiferente. Me encanta tu trabajo, Martín. Por desgracia, creo que estoy un poco cansada y me gustaría dormir.

-Ahora?.

-Cómo qué ahora?. Cuando tengo sueño. Es obvio.

-Me refiero a que es ahora cuando empieza la fiesta.

-Ilumíname porque estoy perdida.

-Todos los sábados hacemos una fiesta aquí en la nave-habló Josh con la voz más ronca de lo habitual-. Nuestros amigos están a punto de llegar. Quería traerte hasta aquí no sólo para que vieses ese boceto sino también para que conocieses gente y te entretuvieses.

-Entretenida-por no decir atónita-estoy Josh. Está siendo muy productivo todo.

Martín nos miraba sin saber muy bien que decir. Por suerte, la famosa pandilla llegó y, una vez Josh estuvo entretenido, me ausenté con la excusa de ir al baño. Nada más lejos, mi única ambición era pirarme de allí rápido y veloz, dormir, ordenar mis ideas y tomar decisiones al día siguiente.

Cerré suavemente la puerta del almacén y caminé medio a tientas por el callejón angosto. Qué habría hecho yo para merecer esto?. Escapando a oscuras por un camino lleno de mierda. Me recordé a Frodo pasando por la ciénaga de los muertos. Sonreí. Lo mismo era capaz de ganar la batalla al señor oscuro pero, quién era mi Sauron? Iba a ser Josh por el hecho de guardar una foto mía en el móvil?. Pero por qué la guardaba?. Por qué coño me estaba comiendo tantísimo la cabeza?.

No solía abusar del alcohol pero aquel día me apetecían unas copas. Entré en una cantina alemana, apagué el móvil y me pedí un buen jarrote de cerveza. No iba a ir para largo la historia, no tenía previsto quedarme hasta las siete de la mañana pero necesitaba desfogarme.

Por qué escaparme y enfadarme con Josh en vez de pedirle explicaciones?.

Respuesta fácil: Porque Josh no da explicaciones.

Por qué coño tiene una foto mía?.

-No tenías porque escapar.Martín se preocupó mucho.

Miré al frente. Al parecer, Josh, me había buscado por Zaragoza para tranquilizar a Martín. Estamos locos o qué?.

-Vienes para tranquilizar a tu amigo? Me sigues por ello?. No querrás hacerme una fotito para qué vea qué estoy bien?.

-Lena, has entrado en el primer bar que había abierto en cien metros a la redonda así que no te sigo a tí sino a las evidencias. Qué Martín se preocupe es normal porque hace dos años, secuestraron a su hermana y las cosas por aquí por Zaragoza no están muy bien en depende qué barrios y lo de la foto....la bendita foto. Camarero! Me puede servir un par de jarras como las de la señorita?.

Ojos Color MielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora