-Dame la mano, Lena. Creo que seré capaz de hacerte feliz.
-¿Has cambiado?
-Tú me has cambiado.
¿Se prevé o no se prevé una noche apasionada? Yo diría que sí.
Desperté en la cama de Josh al día siguiente. Me giré para encontrarme con él pero, dada su manía de despertarse pronto, ya no sé encontraba en la cama. Podría hacerle tirar su coraza de guerra pero lo que estaba segura de no poder hacer, era cambiar sus hábitos diarios. ¡Absurdo Josh! Miré el reloj. Eran las ocho de la mañana así que me di la vuelta para poder dormir de nuevo. ¡No eran horas de levantarse! Pero, muy a mi pesar , lo de dormir no surgió adecuadamente. Empecé a pensar en la noche que había pasado con Josh, en esa pornográfica y romántica noche que había pasado junto a él y en la que, bajo la luz de unas velas color ámbar, me hizo el amor de la forma más seductora y dulce que pudo. Fue mágico, fue prodigioso, fue un éxtasis. Los detalles, me los guardaré para mí en esta ocasión porque segura estoy de que habrá más oportunidades que narrar y describir con detalle, ¿Verdad?
-Buenos días, dormilona-Josh se me dió un beso en la mejilla - Sé qué estás despierta, preciosa.
-¿Por qué sabes eso?
-Por tú respiración, Lena. Ayer me quedé contemplándote mientras dormías y, cuando duermes, respiras de otro modo.
Abrí los ojos para verlo, para contemplar de nuevo sus ojos color miel. Me sorprendió verlo vestido con traje. No era su estilo pero le quedaba perfecto.
-¿Sorprendida?
-¿Quién se imagina despertar con una escultura en frente? ¿Por qué el traje? ¿Vas de boda?
-No exactamente-sonrió- Hoy hay una comida a la que debo asistir y espero que me hagas el honor de acudir conmigo.
-¿Debería?
-Me hace ilusión que estés conmigo, que la gente vea la preciosa e inteligente mujer que tengo a mi lado.
-Así que inteligente. Eso me suena a que tratarás de usarme a la primera de cambio para huir de la comida y perderte en cualquier lugar de Roma a mi lado.
-Puede ser.
-El único problema es que no tengo ropa tan elegante para ir a tu nivel.
-No es problema. He movido hilos. Martín te ha conseguido un vestido.
-Estarás contento de tener a tu amigo como esclavo.
-Tienes el vestido en el baño-sonrió- Estaré desayunando en el bar de abajo.
-Está bien. Cojo la indirecta. ¿Me arreglo rápido?
-Chica lista.
Me dió un beso en la boca y se fue paseando su terso culito por la habitación. En su ausencia, me desperecé, elegí unas bragas acordes con la ocasión por si alguien tenía que verlas por algún motivo. ¿Qué tontería verdad? Ir de gala con lencería fina. ¿Quién narices iba a verlo? Me duché, me maquillé y me puse el vestido que estaba en una caja para mí. Elegantísimo, tanto que hasta me dio reparo ponérmelo de pensar que podría romperlo. Era gris , de tirantes, con un tie-dye en tonos plateados y escote a la espalda. Era perfecto. A su lado había un par de zapatos y una chaqueta de pelo también en color gris. No me había arreglado tanto en mi vida. Tampoco hubiese imaginado que Martín tuviese tan buen gusto teniendo en cuenta que siempre vestía con sudadera, gorra y pantalones anchos.
Bajé las escaleras del piso con al intención de encontrarme con Josh. Hacia calor, sobretodo después de haber estado viviendo en Zaragoza durante una serie de meses. La chaqueta en el brazo y yo con mi esplendoroso vestido puesto.Miré el escaparate de la cafetería y volví a ver a Josh en la misma postura que el día anterior. Apoyado en la barra tomándose su café.
ESTÁS LEYENDO
Ojos Color Miel
RomanceLena es una mujer que roza los treinta. Trabaja como secretaria en un empresa en la que pasa más tiempo del deseado, mantiene una relación con un hombre al que ella poco o nada le importa y su madre está constantemente diciéndole que desperdicia su...