Capítulo Diez. Roma

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-Quizás la fortuna nos sonría sí??

Qué coño hacia comprando lotería sino la había comprado jamás en mi vida?.

Salir del paso....

Josh había alquilado un apartamento en el centro de Roma. Al parecer, no le gustaban los hoteles pues eran poco íntimos. Yo pensaba que era un alma solitaria que necesitaba estar sola o quizás un alma sociable a la que habían hecho introvertida? Fuese lo que fuese, llegué al apartamento, aparqué la maleta, me di una larga ducha y me acosté sobre la cama. Estaba cansada de darle vueltas a la cabeza. Desde el intento de beso frustrado por parte de Josh, había pensado demasiado y eso que apenas habían pasado un par de horas. Estaba siendo dura conmigo misma, con él. Por qué no besarlo?. Por qué no seguir adelante?. En otras ocasiones no importaba. La gente se besaba, echaba un polvo y después se quedaban tan felices.

Pero Josh era Josh....

Para mí era una persona que había hecho muchas cosas por mí, demasiadas quizás. Una persona a la que yo ansiaba ayudar y una persona que me importaba mucho. Me importaba? Por qué sino no ibas a querer besarlo, Lena?. Aún así cuándo estabas deseándolo....

Haciendo introspección en mis sentimientos, vi que yo también estaba intentando proteger a Josh. No quería que sufriese, quería que se fuera el aura oscura que rodeaba su vida pero no tenía ni idea de cómo hacerlo. Acaso iba a responderme a alguna pregunta relacionada con su vida?. Él llegaba, soltaba lo que le apetecía cuando le apetecía y el resto del tiempo era tan hermético como un tupper.

-Lena?.

Unos golpecitos al otro lado de la puerta vinieron acompañando a la voz de Josh.

-Sí?.

-Puedo pasar?.

-Sí.

Abrió la puerta para entrar en mi habitación. Iba vestido más elegante de lo habitual, de hecho, estaba guapísimo por no decir hecho un bombón. Yo por mi parte, estaba sentada en la cama con un pijama de seda rosa con dibujos de cerezos en flor que mi madre me había comprado hacía años en Harrods, un moño deshecho en el pelo y la cara lavada sin rastro de rimmel o barra de labios. Sin embargo, no me dio vergüenza. Por qué iba a darmela?.

-Nunca te había visto sin maquillaje pero, si me permites el atrevimiento, estás más guapa que nunca. No tienes necesidad de echarte cosas a la cara.

Vale. Eso sí que me estaba dando vergüenza. Respiré mentalmente, tratando de llevar el oxígeno que me faltaba a todas las partes de mi cuerpo. En especial, al cerebro pues, no en vano, era ahora el más atolondrado de todos

-Gracias, Josh- contesté notando un pequeño calor en mis mejillas-. Puedo ayudarte en algo?.

-Veo que te vas a dormir.

-Es sólo ropa cómoda. No sabía a donde iría así que preferí ponerme el pijama antes de elegir modelo.

Estaba mintiendo. Sí me iba a dormir pero me encontraba a la expectativa de qué me iba a proponer aquel elegante y sexy hombre.

-Ok. Yo me voy a la feria de la moda. Puedes venir conmigo si quieres pero si decides no venir, lo entendería. Es un trabajo muy tedioso que conlleva horas de charlas, tocar telas y hacer pedidos.  Estaré encantado de que vengas conmigo pero si te quedas, Martín está aquí puedes quedar con él y luego os daré al encuentro.

-Martín? Qué hace aquí?

-Siempre viaja conmigo a las ferias de moda. No pudo coger el mismo vuelo que nosotros. Es por eso que no nos acompañó.

Ojos Color MielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora