Capítulo Cuatro. Mi Maleta

98 15 1
                                    


Camino a la tienda de nuevo, mientras cruzábamos otra vez el almacén, vi una caja de zapatillas de deporte del número 39 apartadas a un lado.

Casualidades, Lena. Casualidades.

Salí a pasear por el famoso "tubo" de Zaragoza. Después de mi desayuno de campeones, apenas tenía hambre pero entré igualmente en un bar con la intención de tomarme un vino e involucrarme en la indiosincrasia de la que iba a convertirse en mi nueva ciudad. Había tomado la decisión demasiado rápido. Intuía que era buena pero, por otro lado, me daba demasiado vértigo. Tendría que mejorar mis nociones de español-en ello me encontraba-, llamar a mi hermano, que vivía a trescientos kilómetros de Bolonia para hacerme la mudanza- tenía varios amigos pero nadie más que mi pequeño hermano Peter podría entenderme- y después avisar a mis padres y prepararme para la avalancha de llamadas-que no tenía pensado constestar- y por último, estaba la situación de tener que vivir con el misterioso hombre de los ojos miel, cuya llamada estaba esperando.  Suspiré mientras tomaba un sorbo de vino. Iba a ser mi nueva vida era cierto pero por qué iba a agobiarme? Podía recular en cualquier momento, no era tan difícil. Tomé una bocanada de aire.

Lena tú puedes. A qué tienes miedo??

Ni siquiera yo lo sabía.

Cuando iba por la segunda copa de vino, un número extraño me llamó por teléfono. Pensé que sería Josh pero no.....

-Sí?.

-Eres tan estúpida, Lena. Mandarme a ese maromo a buscar tus maletas?. Incluso me ha amenazado!.

-Este número de teléfono, Gio??

-Tengo varios y tú número guardado en cada uno de ellos.

-Déjame en paz!.

-Has escapado una vez....

Me colgó el teléfono y mis pelos se pusieron como escarpias. Algo en sus palabras sonaba siniestro, oscuro. Me quedé mirando a la pantalla del móvil obnubilada. Qué narices estaba pasando con mi vida?. En Bolonia era desastrosa pero es que la nueva que me estaba labrando empezaba con muy mal pie. Se me escapó una pequeña lágrima. Por qué había sido tan idiota de haber accedido a viajar con Gio?. Por qué tenía tantos números de teléfono? Acaso era un psicópata y no me había enterado?

-Estàs bien?.

Una voz conocida me habló. Me di la vuelta para ver quién era. Josh, sin duda.

-Estàs aquí?

-Sabia que estabas por aquí así que me di una vuelta con la intención de encontrarte. Te he visto llorando....

Fue un impulso, incluso un error sabiendo quien era Josh pero lo cierto es que me lancé a sus brazos llorando. Necesitaba cariño, necesitaba pensar en algo que no fuese la locura de Gio.  Josh se tensó tan pronto lo abrace pero, a pesar de su extraño carácter, me devolvió el abrazo.

-Todo está bien....

-Lena, ese es mi nombre.

-Todo está bien, Lena. Todo está bien. Quieres dar una vuelta para despejarte o prefieres quedarte aquí?.

-Has amenazado a Gio?.

-Eso no importa. Quería recuperar tu equipaje y aquí está-me señaló mis maletas con estampado de leopardo-.

Josh era en sí un carrusel de emociones. Lo mismo se preocupaba por tí como te daba largas y pasaba de explicarte nada. Llevaba una coraza sobre él aparentemente impenetrable.

-Gracias-le dije-. Me vendría bien esa vuelta.

Fue a la barra a pagar lo que había consumido, un detalle al cual me intenté negar con poco o nulo éxito y después dimos un largo paseo en silencio. Ninguno de los dos se dirigió al otro. Yo iba perdida en mis pensamientos, él no sé a lo que se dedicaba. Tenía curiosidad pero preferí no sacarle las palabras. Yo necesitaba compañía silenciosa. Casi una hora después de empezar nuestra caminata, volvió a hablarme.

Ojos Color MielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora