CAPÍTULO II: EMPATE

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NOTAS INICIALES DE LA AUTORA PARA ESTE CAPÍTULO: Ambos pueden ganar o perder.

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La mirada de Luo Binghe era inescrutable, oscura y maliciosa. Permaneció en silencio y —por un momento— Shen Qingqiu esperó su respuesta, tenso y sin saber que era lo que el demonio estaba pensando.


Aunque el Emperador era injustamente atractivo estaba envuelto por un aura amenazante.


Un monstruo disfrazado de persona.


Cuando sonrió de forma tan tensa Shen Jiu sintió que la piel del mestizo iba a romperse.


Odiarlo sería más fácil si se viera horrible. Los demonios no deberían parecer tan humanos.


Aquello se sentía casi incómodo.


— Eres bastante interesante, Shizun — su ex discípulo dijo finalmente. La sonrisa del demonio era muy exagerada y lo hacía parecer un tiburón —Muy bien, sigamos apostando— Luo Binghe extendió una mano y rozó con ella el cable de unión inmortal que sujetaba los brazos de su Maestro —Aún te quedan dos ataduras aunque eso no significa que más tarde te dejaré libre.


— Lo sé.


Shen Qingqiu apretó los dientes. Estaba desesperado por escapar de la situación en la que se encontraba ahora y le importaba muy poco seguir siendo prisionero de Luo Binghe cuando terminara la noche.


Mi prioridad será escapar de este desastre pensó el cultivador Pero quizá, en el proceso, pueda saber más sobre él.


Estaba cansado de ser torturado casi todos los días y sentía que Luo Binghe también se estaba aburriendo de eso.


Quizá era por eso que el demonio había cambiado las reglas del juego.


Shen Qingqiu tragó saliva tratando de ocultar su nerviosismo. Luo Binghe nunca se le había acercado tanto durante sus sesiones de tortura por lo que el repentino cambio le resultó aterrador.


Y —por primera vez en la vida— el inmortal no sabía que era lo que el demonio quería de él puesto que —aunque estaba sonriendo— su postura reflejaba ira y estaba tensa, como si se tratara de una fiera salvaje.


— ¿Cómo jugaremos esta vez? — preguntó el cultivador con desdén.


Fingir que tenía la situación bajo control lo calmaba.


— Cuéntame más secretos oscuros. Verificaré su veracidad. Si son ciertos, tú ganas. Si mientes, yo gano.


Shen Qingqiu asintió. Su corazón se había acelerado.


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