CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO II

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Shen Qingqiu se percató que esos recuerdos no eran suyos. 


Esta vez estaba solo.


Pronto apareció un niño.


Todo sucedió muy rápido. Fue algo muy vertiginoso y devastador.


Vio al niño luchando por sobrevivir. Fue testigo de los golpes, del hambre, del débil cariño de una madre.


No quería que sucediera pero su corazón se estrujó un poco. Al observar al niño podía identificarse a sí mismo y ver a la rata callejera que alguna vez había sido y que el mundo aún no había roto.


Pfff. Mi infancia fue peor.


Vio a la madre de Luo Binghe morir.


Los recuerdos cambiaron. Observó al chico arribar a la Secta de la Montaña Cang Qiong. 


Las escenas pertenecientes a ese periodo eran más precisas y estaban mejor detalladas.


Observó como le eran impuestos castigos injustos, el odio que le externaban sus compañeros discípulos, las burlas de las que era blanco, las palizas que le prodigaban.


 Vio cómo el niño perdió el único objeto que le había heredado su madre...


Inclusive si se trataba solo de un sueño Shen Qingqiu comenzó a quedarse sin aire.


No...


El Shen Qingqiu de esos recuerdos no era él.


Era Qiu Jianluo. 


Quizá poseían diferentes caras, diferentes colores de túnica, diferentes formas de castigar, pero—bajo la piel que los diferenciaba— ambos eran la misma persona.


Shen Jiu quiso cerrar los ojos. Fue en ese momento cuando notó la presencia de Luo Binghe detrás de él.


— No, Shizun — Sus dedos se deslizaron por el rostro del cultivador y su toque se sintió casi real — Mira tu crueldad.


Quizá el niño al que miraba era más tonto, inocente, ingenuo y adorable que él pero —sin duda alguna— no era aún el demonio que lo había encerrado dentro de aquella pesadilla.


Cuando vio la forma en la que lo había empujado al Abismo Sin Fin finalmente comprendió que fue él quien había destruido a Luo Binghe y lo había convertido en el monstruo que ahora era.


— Basta... — exigió con voz temblorosa.


— No, Shizun. Apenas comenzamos.


Y entonces Shen Jiu vio todos los horrores que habitaban dentro del Abismo Sin Fin.


Fue una pesadilla que duró años.

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