Luo Binghe no estaba exagerando.
En verdad examinaba todas y cada una de las visitas que había hecho a los burdeles a lo largo de los años.
Su tenacidad era bastante divertida.
Incluso si solo era un sueño, eran demasiados años.
El cultivador se sentó en el suelo y observó con indiferencia cómo se desarrollaban las escenas.
A medida que los recuerdos pasaban la mirada de Luo Binghe se volvía más y más curiosa y había dejado de mirar lo que sucedía frente a él para posar su mirada en su Maestro.
— Te lo dije.
— Sigo pensando que quieres engañarme. Planeo revisar absolutamente todos tus recuerdos.
— Como desees — El Señor de Pico intentó mantener la calma mientras se encontraba con diferentes versiones de sí mismo —Espero que no te aburras demasiado.
El burdel casi siempre se veía igual, tal como la escena que en el trascurría.
Después de pasar tantas noches de insomnio en la celda de la Prisión de Agua, Shen Qingqiu recordó con nostalgia el afecto de aquellas mujeres.
El inmortal suspiró.
No era un idiota y sabía perfectamente que nunca tendría su antigua vida de vuelta.
— ¿Por qué? — le preguntó Luo Binghe.
Su tono fue inesperado debido a la curiosidad que denotaba —carente de su habitual agresividad—.
Shen Qingqiu se encogió de hombros.
— Me ayudaban a dormir.
Esa no era la respuesta que el Emperador quería pero sí la que el cultivador podía darle.
Cuando se despertó el demonio lo estaba liberando del cable que ataba sus brazos contra su pecho.
Automáticamente Shen Jiu se puso rígido al sentirlo tan cerca.
El cuerpo del demonio era de una constitución mayor a la de él —y además olía a humo y sangre—.
La siguiente pregunta fue prematura y se profirió cuando el cuerpo de la bestia todavía estaba rozándose contra el suyo.
— ¿Por qué me odiabas, Shizun?
La voz del mestizo le produjo un cosquilleo al sentirla en su oído.
— No te odiaba... te envidiaba — confesó en un murmullo apenas audible y con la mirada baja para evitar ver esos ojos rojos.
— ¿Por qué?
— Eso no importa...
— ¡Sí importa!— Si Luo Binghe todavía fuese un niño, ya estaría llorando. Pero el Señor Demonio simplemente se puso de pie, furioso —¿Por qué me hiciste sufrir tanto, Shizun? ¿Qué hice mal?
— ¡No seas un llorón! — Gruñó el inmortal sintiendo una rabia similar a la de su discípulo apretarle las entrañas — ¿Qué es lo que un niño mimado como tú sabe sobre el dolor? Tuviste una madre que te amó, talento... ¡Eres el gobernante absoluto de ambos Reinos y tu harén es ridículamente enorme! ¿De qué dolor hablas, Luo Binghe? — Una risa amarga escapó de sus labios — En el Pico Bai Zhan sabían lo que era sufrir. Sin embargo...
— Cállate.
Ante aquella orden los parásitos sanguíneos dentro del cuerpo de Shen Jiu atacaron. El erudito siseó de dolor ante el familiar escalofrío que sintió en sus órganos.
Tan solo la mano de Luo Binghe sosteniendo su mejilla evitaba que se derrumbara en la cama.
Shen Qingqiu miró al demonio.
— Apostemos esta vez siendo yo quien te enseñe sus recuerdos, Shizun — la voz del Emperador Celestial era ronca y escondía truenos y amenazas teñidas de dolor.
El sueño volvió a apoderarse del Señor de Pico —esta vez de una forma violenta e iracunda—.
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APOSTANDO
FanficShen Jiu se encuentra encerrado en un calabozo y es consciente que jamás saldrá de ahí. Sin embargo -gracias a un malentendido- esta posibilidad no solo se vuelve real sino que presenta ante él una oportunidad que -hasta ahora- resultaba inimaginab...