8. Sonrisa de conejo

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Por primera vez en muchos años llevaba un abrigo. Por eso, cuando el viento se empeñó en revolverme el cabello no sentí que me estuviera congelando, y el que no me hubiera convertido en una paleta de hielo humana se lo debía única y exclusivamente a JungKook. Sonreí al pensar en él y en sus manos tibias cuando habían rozado las mías entregándome la prenda que ahora me cubría del frío.


-¡SeokJin!-gritó a todo pulmón e inmediatamente detuve mi andar y me giré en redondo para verlo corriendo hacia mí con las mejillas bañadas de un tenue color cereza por la agitación.

>>Olvidaste ésto el otro día en mi auto- me dijo, extendiendo las manos y ofreciéndome un abrigo de color beige que claramente no me pertenecía, hecho que decidí ignorar ya que a mi lado se encontraba JiSoo y no quería tener que darle más explicaciones de las que seguramente ya le debía en ese momento.

-Gracias JungKook- tomé la prenda y en su rostro se dibujó una sonrisa perfecta.

-No hay de qué, que tengan buen camino a casa - respondió, omitiendo también que casa era el lugar que compartíamos juntos.

El lugar que un día antes había sido testigo de una de las confesiones más poderosas que había tenido que hacer en la vida. Le había dicho sin más que me gustaba y que no sabía exactamente de qué modo lo hacía y mis vagos recuerdos me gritaban que él sí estaba interesado en mí más allá de ser amigos.

Lo observé inclinarse en una reverencia para despedirse de JiSoo y alejarse nuevamente a trote para volver a entrar en el edificio donde trabajábamos.

Por la mañana antes de salir del  departamento que compartíamos, mientras sus cálidos ojos oscuros me sostenían la mirada sin pestañear, yo le había recordado que iría a ver a mi madre y que tendría que volver solo del trabajo. Y ahí estaba él, asegurándose de que tuviera una prenda abrigadora para regresar sin tiritar a casa.

Si antes pensaba que estaba confundido, con esos pequeños detalles JungKook lograba hacerme sentir desequilibrado porque ninguna de mis relaciones pasadas se había preocupado de la manera en la que él lo hacía y ese hecho me ponía a pensar  que quizá toda la vida había buscado destellos de luz en el lugar incorrecto y JungKook no se sentía para nada fuera de lugar.

-Te lo tenías bien guardado - me dijo JiSoo con tanta burla en el tono como le fue posible, al mismo tiempo que yo pasaba los brazos por el abrigo.

-¿De qué hablas? - le pregunté como restándole importancia, aunque sabía perfectamente a qué se refería.

-¡Oh vamos SeokJin! No te hagas el tonto, sabes que muchas personas están babeando literalmente por ese chico nuevo que contrató SamSam Tech, y por lo que las malas lenguas dicen además de ser guapo es súper inteligente, hasta director de área o algo así es - me clavó la mirada como intentando descubrir un secreto de estado.

>> ¿De dónde lo conoces y por qué tenía tu abrigo en su auto? - inquirió más que interesada.

-Su hermano es mi mejor amigo, y antes de que lo vuelvas a mencionar no, no sabía que era el nuevo objetivo del edificio. - le sonreí con complicidad.

>> Y...- añadí levantando el índice - me dio un aventón a casa, olvidé mi abrigo. Es todo.

-Tranquilízate SeokJin, no es como si te estuviera involucrando sentimentalmente con él- JiSoo tiró la cabeza hacia atrás y se comenzó a reír - sé muy bien que no eres gay, sólo quería sacarte información, quizá me beneficie después.

Su último comentario me produjo una sensación en la parte baja del estómago. JiSoo no era el tipo de persona que veía oportunidades que la apalancaran en cualquier sitio así que debía ser algo demasiado importante.

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