2. Para recordar el sabor del mar

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Evité el impulso de tamborilear los dedos sobre la mesa, llevaba unos diez minutos en silencio, esperando que el dique se rompiera, que el agua saltara, que nos tragaran las olas de su furia y se levantara como un resorte diciendo "No quiero hacerlo" porque a final de cuentas estaría en su derecho si lo hiciera.

Sus ojos felinos se posaron en algún punto lejano de la habitación. Fuera donde fuese que estuviera en ese momento era un lugar o un recuerdo feliz porque poco a poco se fue extendiendo una sonrisita ligera en sus finos labios y un suspiro quedito le hizo mover los hombros.

-Ha pasado mucho tiempo, pero ya es hora de volvernos a ver - dijo regresando su mirada a mí.

-Sabes que no tienes que hacerlo por compromiso, ni siquiera por mí ¿verdad hyung? - le respondí aún con mesura.

-Lo estoy haciendo por mí Jungkook - contestó inmediatamente, como si antes no hubiera estado en silencio por diez largos minutos

>> y también por él - añadió y su voz se suavizó. - Ya no puedo fingir que no me importa su ausencia, lo extraño tanto cada día, quizá no se compara con lo que tú sientes...- dijo agachando la vista, como si no se sintiera seguro de tocar ese tema conmigo.

>> Cuando te fuiste... la primera vez, quiero decir . Él se convirtió en mi tabla salvavidas, yo me convertí en la suya. Nunca tuve un hermano antes y a su lado volví a encontrar una familia

>> No supe manejarlo... estaba decepcionado, dolido y sobre todo, resentido. Aún sigo sin entender por qué no me lo contó. No éramos unos desconocidos, me refiero a que le confiaría mi vida y se suponía que también él lo hacía conmigo, pero finalmente fue distinto y de pronto ambos habían desaparecido y me encontraba solo de nuevo.

-Hyung, nunca fue mi intención que lo perdieras. No debí haber sido tan egoísta pero lo hice porque yo... lo amaba- la última frase se me atoró en la garganta como si luchara por modificarse en su tiempo de conjugación.

YoonGi fijó la mirada en mí. Se sentía como una caricia, era una de las pocas veces que lo veía ablandarse tanto que podía palpar su humanidad. Me veía del mismo modo que la noche en la que velamos a mamá, como si fuera un venadito asustado que necesitaba protección.

-Aún lo haces- declaró y sabía a lo que se refería, quise rebatir, pero no me dio tiempo de interrumpirlo.

>>No estarías aquí de no hacerlo- las comisuras de sus labios se estiraron despacio hacia arriba y poco a poco los contornos de sus ojos se llenaron de arrugas chiquitas. Era una sonrisa real.

Mi mente evocó el recuerdo del día que los vi interactuar por primera vez. Eran luz juntos porque se amaban, era la descripción de lo que "Fileos" significa. Haber visto la mejor parte sólo me dejaba claro que todo ese tiempo ambos se habían sumido en una oscuridad devastadora y yo había sido lo bastante ególatra como para detenerme a pensar en ello. Como para que me importara algo más fuera de mi desilusión.

- ¿Debería tomar este acto como tu bendición? – le pregunté aventurándome a que me estampara un manazo en la cabeza.

-Deberías hablarme con más respeto- respondió y una risa se le escapó de los labios.


Mientras el ascensor iluminaba números conforme subía, mis ojos releían el texto que había visto al menos cien veces, el cual ya me sabía de memoria:

"JungKook, mentiría si te dijera que no quiero recuperarte, pero tampoco puedo fingir que no te he lastimado. Lo que te dije es cierto; te amo, pero en este punto sólo esperaría que algún día pudieras perdonarme"

Hacía cuatro días volvíamos a compartir un mismo huso horario y podía ver cómo aparecía y desaparecía su estado al lado de la foto de perfil que usaba en la aplicación de mensajería.

Vestía un traje negro y estaba sentado de lado. La frente un poco descubierta le realzaba la penetrante mirada, la misma que les dedicaba a las personas que no conocía, como si supiera que internamente suspiraban por él y que a mi particularmente no dejaba de acelerarme el corazón.

Sobre la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora