9. Tan Cerca

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Había bajado el volumen de la bocina cuando escuché que el código de la puerta se activaba, señal inequívoca de la de la llegada de SeokJin.

Giré en redondo, sosteniendo el cucharón con el que había estado preparando estafado aún en la mano, y mientras los acordes de la pista se seguían reproduciendo no pude evitar que una sonrisa me atravesara el rostro. Ahí estaba de nuevo mi acelerado corazón haciéndome cosquillas en el pecho sólo viéndolo llegar a casa.

Jin me sonrió de regreso justo antes de cambiarse los zapatos. - Tengo que confesarte que desde hace un tiempo pienso que tienes sonrisa de conejo - dijo de pronto y yo sólo solté una pequeña carcajada.

-Eso lo piensa mucha gente Jin - respondí volviendo a la comida para que no notara mi sonrojo.


¿Habría postergado más esa cena de marzo de haber sabido que tan sólo un par de meses después estaría rogando al cielo por volver a saber de él?

Volví a maldecir y a golpear fuertemente el escritorio. Había pasado una semana desde su partida y yo seguía pensando que regresaríamos juntos a casa como cada día en nuestra rutina de cinco meses, pero ninguno de los días posteriores a la noche en que no regresó, lo había visto por la oficina, ni siquiera me lo había topado por "accidente" en el elevador. La incertidumbre me estaba volviendo loco.

Algunas veces la ansiedad extendía sus brazos por las noches y me permitía enterrarme en ellos, imaginando todos los escenarios posibles sobre lo que estaba haciendo SeokJin ahora y me invitaba a desmoronarme por completo mientras peleaba por no permitir que la herida se hiciera mayor. Después de todo, volvía a estar solo y él, él ya había decidido no permitirse descubrir lo que sentía.

Pequeñas gotas de lluvia impactaban en el parabrisas de mi auto mientras conducía de vuelta a casa. Me había recriminado montones de veces el haberlo dejado entrar a mi vida;  yo estaba en Corea por trabajo, y lo único que esperaba de mi estancia ahí era recuperar a YoonGi, no enamorarme de alguien que no podía elegirme.


Al día siguiente de su visita a casa de su madre estuve más que seguro que Jin quería descubrir realmente lo que estaba sintiendo, le propuse almorzar juntos en el trabajo y lo aceptó con una sonrisa.

Tarareó todo el camino a la oficina y yo me uní a sus acordes en todas las canciones como podía recordar. Hacía tanto que no sentía una plenitud en el pecho cuando estaba con alguien, pero al lado de Jin era inevitable no sentirme eufórico. Me despertaba las ganas de querer amar sin contenerme.

-¿Te veo abajo?

-No, encuéntrame en el elevador.

En el momento en el que pisé el ascensor SeokJin me dedicó una sonrisa de oreja a oreja cómo si no me hubiera visto por la mañana y como si no llevara puesto mi abrigo (del que ya se había adueñado), se mantuvo ocupado en elogiar mi outfit (sobre el que por cierto, no había comentado nada cuando salíamos de casa) así como mi cabello largo y ondulado (al que sólo le había prestado atención aquella vez en la terraza del edificio) y entonces comprendí que de cierta forma estaba intentando ahuyentar al chico que viajaba junto con nosotros y que era casualmente su peor pesadilla.

Para mi sorpresa convertirme en el centro de la atención de Jin se sentía tal cuál había imaginado; extraordinario. Así que me dediqué a bromear con él todo el descenso y hasta llegar a nuestro destino para comer.

-Le gustas- me dijo con la boca llena de comida.

-No te estoy siguiendo- respondí antes de llevarme los palillos a los labios nuevamente.

Sobre la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora