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Una semana. Había pasado una semana y Mikey no sabía nada de ti. Aunque trataba de encontrarse contigo en la tienda de convivencia, no podía. Al parecer ya no ibas a esa tienda. No podía negarlo. Le hacías falta. Pero probablemente jamás llegue a admitirlo. Trataba de convencerse que solamente había sido una relacion de atracción y placer físico; Y que en realidad no sentía nada más además de eso.
Estaba perdido en sus pensamientos; Hasta que una voz conocida le llamó. Nori; Ella estaba al otro lado de la pequeña mesa sentada en el suelo. Como todos los días, hoy tenían una tutoría. Esta ultima semana Mikey había estado notando algunos cambios en Nori - pequeños detalles -. Ella ya no era tan cortante con el y le ayudaba aún más que antes. No había una gran diferencia; Pero si se notaba un poco.
- Dime, Nori - habló tranquilo.
- Llevo rato hablándote - dijo alzando una ceja - ¿Terminaste eso ya? - señaló con la punta de nariz la libreta donde había apuntado algunos ejercicios.
Vio como Mikey negó con la cabeza y ella soltó un suspiro; Se levantó de su lugar y se sentó al lado de Mikey.
- Desde que empezamos estas algo distraído - Colocó sus manos sobre la mesa; Jugando con sus dedos - ¿Ocurre algo? - ella tenia una pequeña sospecha de lo que pasaba. Pero prefirió no sacar conclusiones sin antes estar segura.
Volteo su rostro hacia ella; Así encontrándose con sus ojos, se quedo unos segundos viéndolos - Notando como sus ojos purpura eran profundos y mostraban seguridad - ; Hasta que habló - No es nada - sonrió y tomó una de sus manos - ¿Me explicas esto de nuevo? - acerco un poco su rostro al de ella. Con una sonrisa un poco picara en sus labios.
- Mikey esta sería la tercera vez que te lo explico - río; sin apartar su mano de la de Mikey. Sintió como el pasaba su pulgar por encima de su mano; Haciendo movimientos de arriba a abajo.
Al igual que ella; Mikey río y con su otra mano apartó algunos cabellos del rostro de la chica frente a el; Así dando más vista a sus ojos. - Tienes unos ojos muy lindos - Lo que decía no era exactamente una mentira, sus eran lindos, muy lindos. Le gustaba como hacían coordinación con cabello. Pero, en el fondo, muy en el fondo tal vez; Pensaba en ti, en lo hermosos que eran tus ojos. El color miel de tus ojos le volvía loco - inconscientemente, claro -
Los ojos de Nori reflejaban seguridad y autoridad. Los tuyos; Reflejaban inseguridad e inestabilidad.
Las mejillas de Nori se tornaron un poco rosadas y sus ojos se abrieron un poco. Apartó rápidamente sus manos y se reincorporo en su lugar. Aclaró su garganta y habló. - No nos desconcentremos -
