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Sentías como los rayos de sol atravesaban las cortinas y daban a tus ojos aún cerrados. Estiraste tu brazo, en busca del calor de Mikey, palmeaste la cama, buscándole. Pero estaba vacío. Frunciste un poco el ceño y abriste los ojos; No había nadie a tu lado.
- Estoy aquí. Ya deja de buscarme - escuchaste su voz, como si se burlara de ti.
Te sentaste en la cama - con las piernas cruzadas - y pasaste tus manos sobre tus ojos para aclarar tu vista. Volteaste hacia donde venia su voz; Y le viste. Se estaba terminando de poner su camiseta. - Parecía como si se acababa de bañar -.
- No te buscaba a ti - un bostezo salió de tus labios - Buscaba la almohada -
Mikey te vio divertido. Sabía que mentías. Todas las almohadas estaban en tu lado de la cama.
- Levántate; saldremos en diez minutos - caminó hacia la cama y se sentó en el borde; Viéndote.
- No tengo ropa ni cepillo de dientes. No tengo nada - le viste obvia.
- Por eso saldremos. Te llevaré a desayunar y te compraré ropa - una sonrisa se apoderó de sus labios.
Sabías que lo más seguro era que tus mejillas ya estaban algo ruborizadas, moviste tu cabeza en negación. - No dejaré que me compres ropa. Ya hiciste mucho por mi -
Viste como su ceño se frunció un poco. - No digas tontearías ________. No puedes estar con esa pijama toda la vida -
- Le enviaré un mensaje a Hina para que vaya por algunas de mis cosas. Luego conseguiré un trabajo de medio tiempo - Te levantaste de la cama y caminaste hacia el baño - tomando tu teléfono de la mesa de noche -.
Al entrar; Abriste tu teléfono y viste la hora. Eran las siete de la mañana. Fuiste a los mensajes y buscaste el contacto de Hina. Rápidamente le explicaste lo que había sucedido y le pediste de por favor ir por tu uniforme y otras cosas.
Levantaste tu mirada y te viste en el espejo. Abriste el grifo de agua y pasaste un poco de agua por tu cara; Tomaste la pasta dental y pusiste un poco en tu dedo, para simular que era un cepillo de dientes.
Mikey abrió la puerta del baño, haciéndote dar un pequeño salto. - Mikey, idiota. Casi me matas del susto - escupiste la poca espuma que había en tu boca y pasaste agua por encima.
Dé repente; Mikey te jaló hacia el y te subió a su hombro. Tomó su chaqueta de Touman y salió de su habitación.
- ¡Mikey; Bájame, no soy un costal de papas! - al sentir el aire frio de la mañana, tu piel se erizó, haciendo que temblaras un poco. Moviste tus pies y golpeaste su espalda para que te bajara.
