CAPÍTULO 7

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Louis no sabía cómo su madre iba a emparejarlo con alguien si comparaba a todos los prospectos que ya empezaban a sonar con Harry. No estaba dispuesto a aceptar un matrimonio de conveniencia solo para complacer a la Reyna.

Esa era una decisión demasiado importante en su vida que solo él podía tomar.

Por suerte, estaba teniendo un respiro gracias a su primo George.

– Menuda velada te ha organizado la Reyna.

– Sí – aceptó Louis, mirando la sala de baile llena de invitados luciendo sus mejores galas.

Su vena romántica le decía que podría conocer a alguien que valiera la pena esa noche. Eso les había ocurrido a Zayn y a Liam. Pero... Miró a Harry, que estaba al fondo de la sala.

Allí estaba su problema.

Se suponía que tenía que parecer uno de los invitados. Pero parecía un hombre capaz de matar con las manos sin arrugarse el esmoquin. Quizás lo veía así porque él sabía quién era. Sus ojos se encontraron y Louis sintió el impacto de su mirada desde el otro lado de la sala. Instantáneo y abrasador.

– ¿Quién es él?

– ¿Quién? – Louis tomó a su primo del hombro y lo hizo girar para darle la espalda a quien ahora era su guardaespaldas.

– El tipo que está apoyado en la pared y no te ha quitado los ojos de encima en toda la noche.

– No veo a nadie especial – Louis miró por encima del hombro de George como si buscara –. La Reyna ha invitado a todos Juniors herederos, princesas y príncipes, condes, solteros ricos y herederas del planeta. Necesita encontrar el mejor prospecto para unir lazos con la corona. ¿Estás disfrutando de la velada?

– Ha pasado poco tiempo desde la muerte de Alice, pero... – George se rio –. Estás intentando cambiar de tema, primo. Aquí hay una historia que quieres ocultarme. Habla – le hizo cosquillas como cuando eran niños –. Díselo a tu primo favorito.

– Calla, George. Este no es lugar – rezongó Louis –. Estás dejándote llevar por tu imaginación.

– Él no me gusta.

– A mí tampoco – gruñó el príncipe, sabiendo que lo que sentía por Harry era algo muy distinto.

Deseó que no fuera tan arrogante, tan seguro de sí mismo, tan viril. Louis suspiró. En realidad le encantaban esas características.

Gregg, su ex, nunca se había dejado llevar por la pasión hasta el punto de llevárselo de un evento, besarlo y hacerle el amor hasta quitarle el sentido, como había hecho Harry.

– Te has acostado con él, ¿verdad? Lo veo en tus ojos.

– Por favor, George... – no iba a confiarle nada al charlatán de su primo –. Baja la voz.

– ¿No quieres que la Reyna se entere?

Louis intentó encontrar una razón plausible para justificar que su primo fuera a ver a Harry por el palacio, sin decir la verdad.

– Creo que ha solicitado un puesto de trabajo en palacio.

– Entonces te has acostado con un empleado. Chico malo – George se rio –. Pero entiendo la atracción. ¡Menudo montón de músculos! Ese siempre ha sido tu tipo.

– ¿Podrías bajar la voz, por favor? – pidió Louis.

– ¿Qué puesto ha solicitado?

– No lo sé, ni me importa. Pregúntaselo a la Reyna – Sabía que no lo haría, no se llevaban bien.

EL GUARDAESPALDAS DEL PRINCÍPE [LS AP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora