CAPÍTULO 14

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Harry salió del resplandeciente mar azul y se tumbó sobre la arena. Solo se oía el fluir de la marea y el graznido de las gaviotas que pescaban.

Tendría que haberse sentido feliz y relajado, pero no era así. No desde que, tres días antes, había salido de Collyoure y ordenado a su piloto que volviera a Cape Paraíso en lugar de llevarlo a las reuniones que había aplazado para proteger a Louis.

Tras dejarlo en Collyoure se había convencido de que estaría bien. De que lo olvidaría. Pero en ese momento no se sentía nada bien. Una sensación de pérdida atormentaba su pecho, claramente le costaría olvidarlo.

«Espero que encuentres lo que estás buscando», le había dicho como despedida. El problema era que él no buscaba nada. El príncipe había acertado la primera noche en el baile: estaba huyendo. Llenaba su vida de trabajo y actividades para no enfrentarse a la soledad de su existencia. Para no pensar en lo que quería en realidad.

Pero ya no había solución, porque solo podía pensar en Louis. Lo echaba de menos. Lo veía en cada lugar de la isla. En la cocina preparando té, en la terraza junto a la piscina y en su cama, pero cuando se daba la vuelta, estaba vacía. No estaba seguro de cómo se había infiltrado tan profundamente en su mente en tan poco tiempo, pero lo había hecho.

Estaba enamorado del príncipe.

¿Por qué seguir negándolo? Hacía tiempo que lo sabía, pero el miedo lo había paralizado. Miedo a necesitarlo más que Louis a él. Miedo de terminar como su padre. Miedo de enfrentarse al hecho de que las desapariciones de su madre lo habían devastado tanto como a su hermana, quien por varios años había tenido que tomar terapia, algo que él no había hecho.

«¿Qué entendiste, Harry? ¿Que eras un niño que no podía confiar en el amor de su madre?» Diablos. Su corazón había sabido la verdad. Lo había empujado hacia él, insistiendo en protegerlo y en que olvidara sus normas cada vez que lo miraba. Era su cabeza la que se había engañado.

Pero tal vez no fuera demasiado tarde.

Tal y como lo veía, tenía dos opciones: arriesgarse y decirle lo que sentía, o mantener su orgullo intacto y seguir solo hasta convertirse justo en la clase de hombre que no quería ser. Se llevó una mano a su cabeza y peinó su pelo.

Tenía que actuar.

*

– Creo que debemos que anunciar tu compromiso político con Gerard al mismo tiempo.

Louis dejó de leer el discurso de aceptación que pronunciaría cuando su madre anunciara que iba a abdicar y lo miró fijamente.

– No estoy de acuerdo.

– Tiene sentido combinar las dos cosas. Es práctico.

– Puede que sí, pero necesito hacer esto a mi manera – Louis apretó los labios.

La Reyna emitió un sonido disgustado pero no insistió. Se acomodó el vestido antes de ir a la sala donde la prensa y los invitados esperaban su llegada.

El príncipe echó un último vistazo a su traje, con una banda cruzada sobre el pecho, y la siguió.

En los últimos días se habían unido más que nunca, devastados por el impacto de las acciones de George, quien iba a recibir el mejor tratamiento psiquiátrico posible. La Reyna había demostrado gran fortaleza tras la traición de su sobrino y el príncipe habría decidido cumplir con sus deseos, aunque fueran en contra de todas sus esperanzas y sueños.

Sentía tal peso en el corazón que no se imaginaba volviendo a ser feliz. Lo más justo sería olvidarse de Harry antes de comprometerse con alguien más. Incluso cuando ese otro hombre sabía que no lo amaba.

EL GUARDAESPALDAS DEL PRINCÍPE [LS AP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora