CAPÍTULO 11

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Louis no había tenido tiempo de avergonzarse de su ataque de miedo. En cuanto aterrizaron, Harry lo había conducido a un jeep. Al sentir el húmedo calor nocturno y el aroma a eucalipto, supo que no estaban en Collyoure.

– ¿Dónde estamos?

– En una isla – contestó él.

– ¿Bromeas? – Louis soltó una risita.

– No. ¿Por qué?

El príncipe movió la cabeza, tal vez seguía soñando. Tenía que haber soñado que su guardaespaldas había estado a su lado todo el vuelo, acariciándole el pelo.

– Por nada. ¿Qué isla?

– Cape Paraíso. Es una pequeña isla privada, en la costa oeste de África.

– ¿Es tuya? – Louis había captado el tono posesivo de su voz.

– Estaba de oferta. Sube.

Él sabía que Harry no había nacido rico, se había hecho a sí mismo, y no pudo evitar admirar lo discreto que era sobre su éxito. Controló un bostezo mientras el auto recorría un sendero lleno de baches. Harry leía un documento en su teléfono.

– ¿Tienes ya idea de quién es el responsable?

– Estoy trabajando en ello – respondió él con expresión velada.

Louis dejó que leyera. El viento agitaba las copas de los árboles y la luna creaba reflejos plateados en el océano oscuro. Se distinguía la silueta de una casa de piedra en el lateral de un acantilado. Cuando llegaron a una pequeña rotonda, Harry bajó del jeep.

El príncipe lo siguió con la mirada y vio su rigidez. Sin duda, estaba muy adolorido. Recordó la sangre que había visto en su chaqueta; había estado tan absorto en el horror de lo ocurrido que no había pensado en sus lesiones.

– Sígueme – le dijo y él asintió.

Las baldosas estaban frías y arenosas bajo sus pies descalzos. Un momento después, Louis se encontraba en una enorme zona de estar en la que habría cabido su avión, el jeep y un buque.

– ¡Vaya! – exclamo.

– ¿Te gusta?

– Es enorme.

– El tamaño es engañoso. Esta es la zona más amplia de la casa. ¿Tienes hambre?

– No podría comer – le respondió.

– Te llevaré a tu habitación. Este pasillo lleva al dormitorio. El otro a la cocina, el gimnasio y la zona de la piscina. La casa tiene solo un nivel, así que no creo que te pierdas.

Lo condujo por un largo pasillo del que salían otros. Louis se preguntó si compartían el significado de enorme.

– ¿Estamos solos?

– Sí – Harry abrió una puerta –. La isla es totalmente privada. La pareja que cuida de la casa vive en otra isla más grande, a una hora de aquí.

Entró en la habitación, encendió la luz y comprobó las puertas de cristal que conducían a la terraza. Cuando volvió a mirarlo, Louis fue muy consciente de que estaba en el centro de un dormitorio vestido solo con la camisa y un pantalón raído. Cada célula de su cuerpo vibraba y se preguntó si él sentía lo mismo.

– No tengo ropa apropiada para un príncipe y no puedo pedir que la traigan ahora mismo. Esa camisa te servirá esta noche. Mañana te conseguiré camisetas y pants.

Merci.

– Preferiría que no salieras. Toda la casa tiene sistema de alarma y no me gustaría que la hicieras saltar – sin esperar respuesta, fue hacia la puerta –. En el cuarto de baño hay de todo, pero estaré en la habitación de al lado si necesitas algo.

EL GUARDAESPALDAS DEL PRINCÍPE [LS AP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora