CAPÍTULO 12

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Las palabras, cargadas de pasión del príncipe desataron algo en Harry, quien olvidó el intenso dolor de su espalda y se centró en la intensidad de su deseo por Louis. Solo por Louis.

Se había desmoronado al ver su preocupación por sus lesiones. Nunca nadie lo había tratado con tanta ternura. Su cuerpo anhelaba más.

– Pon tus piernas en mi cintura – le dijo, con voz tan ronca que resultaba irreconocible y deslizó las manos por sus muslos, animándolo a rodear su cadera con ellos.

– Odio que te pongas en plan engreído – rio Louis, obedeciendo. Los párpados de Harry se volvieron pesados cuando sintió la entrepierna de éste contra su abdomen.

– ¿Prefieres que ponga las mías en las tuyas?

La risa del príncipe se convirtió en un gemido cuando él lo movió para que se balanceara contra su erección, rozando sus nalgas, en el punto donde más lo necesitaba.

A la vez, el miembro de Louis se frotaba contra sus vientres, enviándole pequeñas descargas de placer que lo hacían estremecerse. Harry sintió una gran satisfacción al comprobar que podía hacerle sentir placer tan fácilmente.

Lo besó todo el camino hacia su dormitorio, parando solo para encender la luz de la mesilla y tumbarlo sobre la cama. Eso era con lo que había soñado desde la boda de Liam. Con tener a Louis, ardiendo por él. En su cama, excitado y esperando a que lo poseyera.

La voz en su mente, que le advertía que lo deseaba demasiado, quedó silenciada por su ansia de marcarlo como suyo. Olvidando todo refinamiento, le abrió la camisa de un tirón, sin preocuparse de hacer saltar los botones.

– Necesito una ducha – gimió Louis. Sus pezones rosados ya estaban erectos, esperando su boca.

– No – Harry admiró la perfección de su desnudez –. Me necesitas a mí.

Y él necesitaba a Louis. Tanto que casi sentía dolor físico. Necesitaba estar dentro de él, renunció a preguntarse por qué. Habría hecho falta un ejército para apartarlo. Sintió un salvaje instinto golpearle el pecho y deseo atarlo a la cama para que no se fuera nunca.

Harry se deshizo del pensamiento al mismo tiempo que de sus vaqueros y de su bóxer. Nada iba a impedir que le hiciera el amor, que lo hiciera suyo. Se situó sobre él y empezó a mordisquear suavemente la piel bronceada mientras le deslizaba hacia abajo la ropa interior y dejando a la vista su bonito miembro ya erecto.

El príncipe deslizó las manos por sus brazos, intentando que descendiera sobre él, pero Harry se resistió. No iba a apresurarse. Se situó sobre sus caderas, aprisionando sus piernas, y llevó las manos a sus pezones, que moldeó, acarició y saboreó en círculos con su lengua hasta dejarlos hinchados y húmedos

– Ya sé que odias que me ponga en plan engreído – le dijo, cuando Louis intentó arquearse hacia él, sin éxito. Harry pasó los dedos por sus pezones como al descuido, y disfrutó de un gemido del príncipe –. Así que, cuando quieras, dime que pare.

– Tendría que... – Louis dejó de respirar cuando lo sintió lamer de su cuello hasta sus clavículas, y se removió de nuevo, friccionando su entrepierna con la de él.

Harry sintió la pulsión de su erección, pero se contuvo. Quería llevar la excitación al máximo, que ambos ardieran.

El príncipe bajó las manos por el pecho del guardaespaldas hacia su miembro, con expresión de poder y deleite.

– No, no – él atrapó sus manos con una de las suyas, las llevó por encima de su cabeza y besó su boca, dándose tiempo para tentarlo con su lengua. – Antes tengo que prepararte.

EL GUARDAESPALDAS DEL PRINCÍPE [LS AP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora