Capítulo 5

70 11 1
                                    

Antes de llegar a mi robot alguien me pega en la cabeza, volteo y es el chico al que le arrojé el jugo de uva encima.

-¿A dónde vas, arruina-almuerzos?

-A mi nueva casa, creo. Ya puedo salir.

-Andan diciendo que no eres del planeta tierra, ¿es verdad?

-¿Qué?, ¡No!

-¿Y entonces?, ¿De Marte?

-No tengo la menor idea de lo que dices.- Respondo extrañado.

-Supongo que has estado viviendo mil años bajo tierra, porque se nota que no sabes dónde estás parado.-

Lo miro con desprecio y le digo:

-Ok sabelotodo, entonces dime ¿Dónde estoy parado?- Le respondo sarcásticamente.

-En un hospital.- Me dice devolviéndome el sarcasmo.

Le doy la espalda y me voy con mi robot siguiéndome.

El estúpido ese me grita: - La gente del siglo Veintinueve no sale con esa ropa-

Me detengo y miro la patética bata que tengo puesta. Doy vuelta y le pregunto estresado:

-¿Dónde puedo comprar ropa nueva?

-Aquí no compras ropa, aquí te asignan ropa. Pero si quieres te puedo prestar una y luego me pagas.

-Mmmm, ya. Me la prestas y luego te pago.- Lo miro con insuficiencia.

-Claro, ¿Qué esperabas novato?

Me detengo a pensar un segundo y le digo:

-Espera, me acabas de decir <<la gente del Siglo XXIX>>, ¿A qué te refieres?- Me noto angustiado.

-Pues que estamos en el siglo XXIX, año 2825. Desadaptado. Creo que estás realmente mal, deberían dejarte más tiempo aquí en el hospital.

-¡No!, es el año 2020.- Digo perplejo.

Él se echa a reír a carcajadas.

-¡Ay amigo!, estás realmente loco. Mañana hablamos en la cafetería: a unas dos cuadras de aquí. Por si quieres saber más de este "extraño país". - Se va a una habitación cercana, vuelve y pasa de largo tirándome un traje negro y se va.

<<Gracias>>: pienso, porque ya está lejos. Regreso a buscar un baño para cambiarme y Carl, mi robot, me guía. Al entrar, me quito la bata y veo el traje, que me va a quedar un poco grande, supongo: es una camiseta de manga larga y un pantalón negros con franjas y cuadrados azules opacos, pero cuando me lo pongo, la ropa se me ajusta a la medida y algunos de los cuadrados empiezan a alumbrar; parece ropa para surfear, de gimnasio o algo así, pero me veo bien. Incómodo, pero bien. Salgo del lugar pensando cómo voy a llegar a mi nuevo departamento y quedo impactado al ver la calle.

EL ROJO ES MI TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora