El timbre del ascensor avisa que nuestro momento ha finalizado, ella me mira a los ojos y me pierdo un par de segundos en ellos, hasta que Alice me da un abrazo y al oído me susurra:
- Te quiero.
- Yo igual.
Se separa de mí, se ubica en la puerta y dice: <<Piso 215>>, su mirada de dolor e insuficiencia me estremece, y sus labios forman la palabra "ADIÓS", sin pronunciarla. Se cierran las puertas y empiezo a subir, me lleno de estupefacción y desconcierto, empiezo a golpear las paredes gritando con los ojos cerrados, la único que pensaba era que justo cuando sentía que por fin la tenía conmigo, ella simplemente se va. Mi cabeza se llena de tormento, me empujo contra la salida y caigo fuera sobre el suelo.
Estaba tan desconcertado en ese instante que no noté dónde estaba ahora, al abrir mis ojos me encontré en la calle, me incorporo poniéndome de pie y miro mi reloj: 7 de la noche. Mi corazón se aceleró más al acordarme lo que me dijo Jason, pero mi asombro fue mayor al admirar mi alrededor: una estación grande, parecía del metro, pero no se veía ninguna línea en el cielo: es el lugar donde quería venir desde que lo vi, cuando me encontraba sobre el hospital; seguí caminando hacia donde iba la gente para ver qué ocurría esta vez.
Entré y todo se veía relativamente normal hasta que mi corazón se empezó a apresurar de nuevo: una cabeza con cabello bermejo se apresura y entra en una cabina, queda sentada frente a la ventana, es Alice; salgo corriendo para alcanzarla, me abro paso entre la multitud y a la derecha, una cápsula grande sale disparada hacia el cielo, impulsada por cohetes, ahí va ella. Como siempre, tan inalcanzable.
Entro en una capsula, que se parece a un vagón pero redondo, más bien el interior de un avión. Me siento a la derecha cerca de una ventana.
Usualmente cuando muchas emociones me invaden, simplemente me saturo y ya: el desconcierto se apodera de mí y duro así un rato; Como ahora mismo.
Me duele un poco la cabeza y la sacudida de la capsula elevándose no ayuda mucho. Miro hacia afuera, cómo todo se vuelve cada vez más pequeño, pero me llama mucho la atención unas figurillas oscuras corriendo, gritando y trepando entre las ruinas de la ciudad; me inclino un poco para mirar hacia arriba y admiro a esos puntitos plateados que vi alguna vez, que ya no son puntitos, ahora son grandes plataformas brillantes. La estructura metálica se abre por la mitad y la cabina en la cual voy, la atraviesa ganando impulso: unas cinco más se ubican en el camino, ahora la tierra se ve realmente esférica, el horizonte es un buen arco que separa lo azul de lo negro del espacio; la capsula alcanza tal potencia que me mareo, pero tras veinte minutos estoy avistando al planeta rojo, con unos parches blancos no naturales en su superficie. En un instante estoy aterrizando en uno de esos "parches blancos", que ahora se ven más bien como ciudades pequeñas.
Al salir de la estación, veo un vidrio gigante que nos separa del exterior; me tengo que concentrar, empiezo a correr en busca de Alice y un rostro familiar se estrella conmigo, increíblemente es Jason.
- Hola, amigo. – Me dice él, agitado.
- Ho-Hola, ¿qué haces aquí? – Le pregunto impresionado.
- ¡Cállate!, no tienes tú por qué estar aquí. Solo haz lo que tienes que hacer y listo, no te expongas, ni andes por la parte desolada de Londres que es muy peligroso.
- ¿Qué?, ¿por qué?
- No andes preguntando todo, te irá mal si sigues así, es mejor que te vayas amoldando a este lugar... Bueno, aquí no, en la tierra. Y mucho menos te acerques a ella, es una amenaza.
- ¿Quién, Alice?
- Sí. No debes hablar con nadie de marte. – Comienza a subir el tono de su voz.
Empiezo a alterarme y siento mi cara roja de la rabia. Lo miro fijamente a los ojos y encuentro un brillo rojo metálico - Pero si Alice... - Mi objeción es interrumpida por la mano de Jason estrujando mi cuello contra una pared, en una esquina donde no hay mucha gente, sus ojos ya no me miran a mí, únicamente ven hacia el infinito mientras me estruja.
- Solo haz silencio, y quiero que te devuelvas a la tierra ya mismo. – Me grita mientras su puño izquierdo impacta en mi rostro.
- ¡No hables con esa marcia...! - Su grito es ahogado por un bramido de dolor por la patada que le di en el estómago.
- ¡No te atrevas! – le grito mientras le doy un par de puñetazos en la cara.
Lo arrojo al suelo y lo golpeo con el antebrazo.
- ¿Te parece si volvemos? – Le digo esbozando una sonrisa nada amable.
El rededor se distorsiona por un momento y aparecemos en la mitad de la estación, en marte.
-no me vuelvas a decir qué tengo que hacer, ni siquiera la menciones a ella.
Lo pateo una vez más y me marcho con la cara roja y adolorida. Él se ve muy mareado.
La gente me mira de reojo pero se dirigen rápidamente a auxiliar a Jason y a la vez, huyendo de mí. Corro a un pasillo al interior de la estación y me acurruco en el final del corredor; mis nudillos están un poco hinchados, me duele la mano.
Admito que me comporté muy agresivo, pero la mirada de Jason se veía obsesiva, iracunda, pero con miedo y suprimida; creo que no tenía opción, supongo que no debo acercarme mucho a él, se comporta muy extraño y sabe demasiado de mí... más de lo que yo mismo sé.
Tengo náuseas y siento mi cuerpo débil, me recuesto en el suelo y me quedo dormido.
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EL ROJO ES MI TIEMPO
Ficção CientíficaNo recuerdo casi nada de mi vida, solo sé que ahora debo viajar: y no precisamente en avión.