Capítulo 6

86 11 4
                                    

Frente a mí hay un gran edificio morado y blanco con una bella fuente delante de él; la gente pasa caminando apurada, como si le huyeran a algo, con ropa similar a la que llevo puesta; varias personas andando en bicicletas azules; en el cielo se ve cómo el metro atraviesa los edificios y continúa por sus vías aéreas: volando por la ciudad. Casi no se ven automóviles, lo pocos que se pueden admirar, son taxis; pero no cualquier taxi como los que haya visto en mi aburrida vida: No, éstos son impresionantes, parecen platillos voladores achatados atrás, flotan un poco, son de color amarillo y blanco, con un pequeño letrero arriba que dice <<TAXI>>. Decido detener uno para subirme e ir al departamento.

Al entrar al auto, veo que no hay nadie ahí y una voz me dice:

-Buenas tardes, señor... Liam Prestcot, ¿A dónde desea ir?

-Hola - Digo admirado. - Quiero ir al edificio Fénix en el centro de la ciudad. -

El vehículo arranca y me dice:

- ¡Perfecto!, ¿Quiere ir por la ruta 1: Norte-Oriente-Centro; o la ruta 2: Norte-Centro, que en este momento se encuentra un poco congestionada por un incidente?

-Por la primera ruta - Respondo. Inmediatamente el taxi dobla una esquina hacia la derecha y acelera.

Veo a través de su techo transparente, a los edificios, que son de formas poco convencionales: rascacielos, en su mayoría de color azul, blanco y morado; el metro... el metro, atravesó unos edificios y... se detuvo en ellos, al parecer eran estaciones. Extraño, pero fascinante. Estoy más atónito de lo que imaginaría. Nunca se me pudiera ocurrir que existiera esta clase de construcciones y autos, en Londres. Yo sólo...

-Hay un problema mecánico en el taxi, mientras se realice el recorrido se auto-reparará, así que tardaremos un poco más de lo esperado: 2 horas aproximadamente. - Me interrumpe la voz femenina del auto.

-No hay problema, no tengo prisa. -

Tengo sueño. Me recuesto en la silla, mirando hacia afuera con desgana.


Wendy me llama al teléfono y le contesto:

-Hola, Liam. -

- ¿Qué tal? -

- Bien. Necesito que te apures y por favor vengas con Peter por mí, estoy en casa y debemos llegar a la universidad en una hora. -

- Vale, ya salgo por ti. -

Me dirijo al primer piso de mi casa, mamá está cocinando y viendo la tele. La saludo, me siento a la mesa y me entrega un plato con el desayuno: omelette y chocolate, mi favorito. Como rápido, dejo los platos en la cocina y subo a mi cuarto para bañarme. Al salir, tomo el celular y mi maleta; bajo corriendo y me despido de mamá con un abrazo.

Tomo el bus y en diez minutos llego a la casa de Peter, un buen amigo; él tiene 23 años, nos lleva a Wendy y a mí en su auto a estudiar, pues aún ella y yo no podemos conseguir un carro, pero sí, amigos con uno.

-Hola, Peter. - Le digo mientras me subo a su auto.

- Hola. Vamos un poco tarde, ¿no? - Me responde, riéndose.

Tardamos poco en recoger a Wendy y en media hora ya estábamos en la universidad. Ella se separa de nosotros en la entrada, pues está estudiando medicina; mientras que Peter y yo, Ingeniería.

A la hora del almuerzo, los tres vamos a comer una hamburguesa en un McDonald's que queda cerca. Cuando salimos del restaurante, Wendy empieza a llorar, le preguntamos que qué le ocurría.

-En dos meses y medio debo irme. - Dijo entre sollozos. -No quiero dejarlos a ustedes dos solos. -

- ¿Qué? ¿Por qué te tienes que ir?, explícanos. - Dice Peter.

- Cuando me gradúe este año, mis padres se mudarán a Estados Unidos. Y no puedo dejar a papá solo, ustedes saben que él está muy enfermo y necesita mucha atención, por parte mía -

- Tranquila, te podemos ir a visitar. Estamos seguros de que allá te irá muy bien. Te queremos - Le digo para calmarla.

Wendy empezó a estudiar en la universidad en el 2016, con Peter. Yo entré hace un año y no es fácil estar en una universidad cuando tienes quince; a pesar de que siempre tuve un promedio mayor que el resto de mis compañeros y el dinero no fue un obstáculo para mí.

Ahora ella se tendrá que marchar.

- ¿Qué te parece si antes de que te vayas, en dos meses; vamos a París, los tres?- Propuso Peter.

- Buena forma de despedirse, ¿no?- Agregué yo.

- Ok. - Respondió ella, limpiándose las lágrimas.


<<El problema ha sido solucionado>>

Me despierto de golpe.

EL ROJO ES MI TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora