No sé qué pensar. Quiero saber más, pero no me importa.
Así que por cuestiones de cordialidad le respondo:
-¿Cómo ocurrió? - Le digo fingiendo interés, lo más que puedo.
A pesar de que siempre me ha agradado saber sobre ciencias, tecnología, historia; desde que llegué aquí, no me importa nada.
-(...) Pronto, los americanos enviaron sus naves contra Sudamérica, Inglaterra y Rusia. Fue una batalla muy triste, sangrienta y estúpida como todas las guerras; pero los europeos utilizaron primero, lo que ninguno quería: armas nucleares, hacia Norteamérica. Ya te imaginarás como respondieron los obstinados estadounidenses.
Tras terminado todo y que gran parte del planeta quedara en ruinas, las pocas comunidades que sobrevivieron empezaron rápidamente a reconstruirse; a pesar de que cincuenta años no es mucho, han logrado bastante, como puedes ver.
-Espera. O sea que ¿ya no hay más "Estados Unidos"? - Respondo prestando por fin, un poco de interés.
-No. Más o menos. Después de la colosal destrucción, se fundaron cuatro países terrestres: Cyril, que es la antigua Asia; Westorn, la extinta América; Alcoy, creo que era África; y por último Artherik: Europa, que es donde vivimos nosotros. Y esas islas en el pacífico... -
- ¿Oceanía? -
- Sí, eso. Pues se hundieron con la bomba nuclear.
- ¡Que mierda! - Digo sorprendido.
- En Artherik solo existen tres ciudades pobladas con suficiente gente: Londres, la capital; París y Moscú. Mmmm. Y los habitantes de Marte solo se dieron cuenta de la Guerra del Todo, un día después; porque se cortaron las comunicaciones. -
- ¿Los qué de Marte? -
Se burló de mí un momento y luego me habla. - Mira, ¿Ves esas cosas plateadas en el cielo?- Me dice señalando a una de ellas.
- Sí, creo. -
- Pues son como estaciones del metro, pero para llegar a Marte. -
En medio de mi perplejidad y agobio por tanta información, siento como si algún suero se esparciera por mi mente y eliminara la atracción que estaba tomando por el tema. Sintiéndome muy desconcertado.
Realmente no es que quiera muchas respuestas, ya no hay nada que hacer por el pasado; yo quiero un porqué para mi futuro.
-Quiero ir allá - Le afirmo a Jason.
-Ok, tal vez en tres días, porque tengo mucho trabajo en el capitolio.
- Bien, adiós. Gracias. -
Son las 2 de la tarde. Me voy de la cafetería con Carl y camino un poco despistado.
ESTÁS LEYENDO
EL ROJO ES MI TIEMPO
Science FictionNo recuerdo casi nada de mi vida, solo sé que ahora debo viajar: y no precisamente en avión.