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Habían pasado tan sólo dos días de lo ocurrido, Louis frecuentemente se cuestionaba si todo lo que había sucedido era real y no una mala jugada que su mente quería hacerle pasar.

Después de todo, ¿cómo no iba a estar así? Le gustaba a Harry, al chico de quien siempre gustó; el mismo que hace menos de dos meses sólo podía mirar desde lejos por miedo, y ese mismo que también estaba en algún tipo de “relación” con su hermana. Había mucho qué procesar. Sin embargo, esa sensación en su estómago cada que recordaba el momento en donde Harry le confesaba sus sentimientos era simplemente maravillosa, y pasaban de ser unas simples mariposas a un bosque entero.

No iba a mentir, pero decir que Louis no ansiaba volver a verlo era una completa falacia.

Los besos de Harry, aunque los que había obtenido hasta el momento podían contarse con los dedos de una sola mano, se convirtieron en su cosa favorita. Era algo que no podía dudar, mucho menos cuando tenía el rostro del mayor frente al suyo, sonriéndole como si no fuese la segunda vez que escapaban de la casa por la noche, como si al besarse no estuviesen faltando a la relación que tenía con Felicité, como si esconderse bajo los árboles para besarse no fuera algo incorrecto.

Harry sonreía como si todo estuviera bien.

Y Louis quería hacer lo mismo, pero le era imposible. Los pensamientos negativos seguían invadiendo su mente. Estaba tan atado a sus ideas de paranoia, que requería de toda la fuerza de voluntad existente dentro de sí para no enloquecer.

—¿Te pasó algo? —la pregunta hecha en un ronco susurro interrumpió su conflicto interior.

Seguía sin apartar la mirada de Harry. Delineó cada una de las facciones del rizado con los ojos, y una vez más, se dió cuenta de que éste era casi perfecto. Estaba claro que sólo alguien como Felicité podría llamar su atención.

—Esto es incorrecto —entonces ¿por qué se sentía todo lo contrario? No podía saberlo, pero existían muchas cosas que, aunque se sintieran como la gloria, seguían siendo incorrectas.

—Lo sé. No tenemos que jugar a las escondidas cada vez que queramos hablar. Es injusto.

—No me refiero a eso —quizá no era injusto, quizá sólo era lo que debía ser—. Tú… quiero decir… estar aquí, juntos, besarnos y que digas que te gusto… todo esto es incorrecto.

Y entonces, los lindos hoyuelos de Harry comenzaron a desaparecer lentamente.

—No logro comprender —respondió.

—Tú estás con Felicité, ¿sabes lo que hará cuando se descubra que fuiste infiel? Y peor aún, infiel con su propio hermano.

—Estás entendiendo mal las cosas.

Claro, quizá Louis estaba fantaseando demasiado, porque un beso no significaba que Harry fuese a dejarlo todo por estar con él. Nada de eso era posible cuando podía tener a Felicité, alguien que, a comparación de Louis, valía totalmente la pena.

Sintió un pinchazo en el pecho que le quitó el aliento.

—¿Qué es lo que estoy entendiendo mal? Sé perfectamente que tenerla a ella es mucho mejor que estar conmigo, ella lo vale. No puedo continuar esto. Es mi hermana, y ahora mismo, yo soy la peor persona del mundo.

—Estamos aquí, en medio de la noche, escondidos tras este árbol con una alta probabilidad de ser descubiertos en cualquier momento ¿pero tú piensas que no lo vale, que nada de esto vale? —la incrédula mirada del rizado penetraba en su interior—. Louis, detesto guardar secretos. Detesto que lo que sea que tengamos después de hoy sea un secreto; pero será por ti, y si es así entonces valdrá la pena.

Felicité's Brother || Larry stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora