Despertar cada mañana nunca le condicionaba tener un día interesante, pues la rutina siempre había sido la misma y hasta hace poco seguía sumida en la monotonía. Pero entonces, un intruso vino a compartir su mundo con ella, a poner colores cálidos en sus colores fríos y a mostrarle que no necesita hacer lo que todos esperan que sea para ser feliz; porque la felicidad no viene con eso, sino que se halla hasta en los más pequeños momentos.
Samuel le enseñó a encontrar felicidad incluso teniendo sólo un lápiz y una hoja de papel.
—Y este —cambió a la página siguiente del cuaderno que sostenía entre las manos—, lo terminé hace poco.
—¿Y qué significa? —miraba con curiosidad los trazos sobre la hoja. Cada línea contenía la paciencia y delicadeza de aquél chico pelirrojo; todas juntas constituían a una silueta humana, de cuclillas y con el rostro hundido entre las palmas de sus manos, dos nubes brotaban de la figura y cada una poseía un color: verde y amarillo. No era la primera vez que cuestionaba alguna de sus obras, pues algunas veces parecían tan obvias hasta que escuchaba la interpretación del autor; y entonces, cuando comprendía el verdadero significado, notaba que eran tan complejas que llegaban a ser especiales.
Samuel era un gran dibujante, el mejor si se lo preguntaban a ella; porque el talento era innegable, pero las ideas lograban cambiar tu mente.
—Aburrimiento —sonrió—. Es algo muy relativo, porque el aburrimiento puede hacernos sentir cansados, pero también nos impulsa a la acción. Nos dice que no estamos haciendo lo que queremos hacer, entonces comienza con los debates internos. El verde —señaló la nube de aquél color—, representa la calma que sentimos; esa sensación de comodidad que nos lleva a la monotonía. El amarillo —repitió la acción—, representa la alegría, el entusiasmo al verte cada vez más cerca de tus metas y tener cada mañana una nueva aventura.
—Entonces, el aburrirte es entrar en un estado de ambivalencia.
—El aburrirnos nos lleva a pensar, y es bueno experimentarlo de vez en cuando, porque te ayuda a lograr cambios positivos y encontrar nuevamente el sentido de la vida.
—Comprendo el punto. Es… realmente interesante —pensativa, desvió la mirada del piso hasta el cuaderno del pelirrojo—. ¿Puedo? —Samuel comprendió su petición y le entregó el objeto a la ojiazul.
—Lo es cuando tomas en cuenta cada punto de vista —Felicité asintió.
—¿Hace cuánto dibujas? Eres muy bueno.
—Comencé a aprenderlo en serio desde el quinto grado —era imposible dejar de sonreír como un tonto cada vez que miraba la sorpresa de Felicité al cambiar las páginas—. Y son las cosas que me inspiran las que me hacen ser bueno.
—¿Cuáles son esas cosas?
—Tú.
Fue inmediato el encuentro entre sus miradas; una estaba llena de puros sentimientos y la otra desbordaba confusión.
Sabía que era algo que podía pasar, pero sus planes nunca contemplaron el inquieto latir de su corazón, tampoco el remolino en su estómago y mucho menos la sonrisa que se pintaba su rostro. Pero entonces también estaba esa amargura expandiéndose como culpa por todo su cuerpo; sentía como si estuviera traicionando al bonito rizado, y especialmente, a su madre. Bien sabía que ella no estaría de acuerdo con ninguna relación, no si Harry no era parte de ella; y sin embargo, había una parte diciéndole a gritos que Samuel podría ser esa persona que tanto buscó.
Dejaría de ser las garras del dragón, aunque eso le condicionaba convertirse en su presa.
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Felicité's Brother || Larry stylinson
Fiksi PenggemarNo es su risa o la forma en la que iba vestida, ella no es la razón por la que he estado pensando en el amor. Cada fin de semana que pasamos el rato, pierdo la calma cuando él está cerca, y no sé si es sólo un crush. ¿Cómo encuentro las palabras pa...