Las cuarenta y ocho horas pesaron en los hombros de todos. Joe estaba devastado, asintiendo con la cabeza a cualquier cosa que su padre ordenaba para recuperar a su nieta; no le importaba que hiciera partícipe a todos sus contactos, solo quería a su hija de regreso en casa.
Extrañaba sus risas. Quería llevarla a comer un helado, al cine o solo sentarse a su lado en el sofá para ver una mala película o una serie de capítulos eternos y aburridísimos para él. Siente que no la abrazó lo suficiente o que no le dijo cuando la quería. Temía tanto recibir una llamada del escuadrón de búsqueda y que le avisen que encontraron un cuerpo con su descripción.
Le ha fallado a Carmen por segunda ocasión. No pudo cuidarla. A ninguna de las mujeres que más le han importado.
Dentro de la mansión Nankín, la mayor, donde toda la familia se encontraba reunida, intentando encontrar a su integrante faltante, Serena se comía las uñas. No sabía si su mensaje había funcionado, tampoco estaba segura de que no pudieran dar con ella después de deshacerse de la memoria SIM. En ese punto de su vida desconocía a quien le temía más. Su hermana mantenía a Tristán alejado de ella, pero él no paraba de lanzarle miradas de advertencia; las horas que le dio se estaban acabando y aún no llegan noticias de Luna.
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Algunas veces, los mejores planes no se pensaban con la mente fría; algunas veces, la impulsividad y dejarse llevar por la rabia creaban mejores y más crueles venganzas.
Leyó por enésima vez el mensaje más reciente en el celular de Marcela. Eran corto, una persona de pocas palabras fue quien lo envió, pero eran las necesarias para acabar con su vida.
Su mente iracunda consideraba correcto que quien envió ese mensaje fue Luna. De alguna forma ella planeó su propio secuestro, sabría que la llevaría a esa habitación —donde se conocieron hace muchos soles atrás— y cronometró algún celular para que le llegara la i formación a Marcela en el momento justo en que los encontraría cogiendo.
La pequeña embustera se las iba a pagar. Quería conocer al señor X, ¡genial! Porque ya no va a detenerlo.
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Siempre quise hacer un capítulo corto. Gracias a esta historia por permitir que sucediera. Nos leemos en un ratito ;)
07/02/22
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La condena del señor X
Любовные романыÉl es un empresario con fetichismos que prefiere mantener ocultos. Ella es la hija de su único amigo y socio; y también será su mayor tentación. Xavier de Armas lo tiene todo: dinero, estatus social, novia... y mujeres hechizadas por su atractivo qu...