Capítulo 8

1.1K 103 30
                                    

Mirabel:

El peine pasó por mis rizos formando mechones más ondulados, me observaba frente al espejo mientras en mi cabeza solo se repetía el recuerdo de anoche. No podía evitarlo, me sonrojado cada que lo recordaba.

Una vez que terminé de arreglarme, salí rumbo a la cocina, mamá ya me había llamado varias veces, apenas llegué me puse a preparar los platos para el desayuno de la familia.

—Hola mamá— saludé con un beso en la mejilla.

—Hola mi niña— me observó de pies a cabeza con una expresión asombrada.

Arrugué mi entrecejo dudosa por la forma en la que me miraba.

—¿Pasa algo?

—Eso me pregunto— respondió mientras seguía preparando la comida —Estas muy contenta hoy ¿hay algo que yo no sepa?

Intenté sonreír y actuar normal ante sus palabras, aunque por dentro moría por contarle sobre mi relación con Emiliano, debía contenerme y esperar el momento adecuado, tal y como lo dijo él.

—Nada mamá— disimulé —es solo que me emociona pensar que en tan solo un par de días mi prima Dolores se casará.

—Ni me lo digas— exclamó ella —tu tía esta insoportable con ese tema, no sabes a cuantas personas tuve que sanar debido a que ocasionó daños con sus cambios temperamentales.

Era cierto, tía Pepa aún no podía controlar sus nervios y eso significaba problemas en el pueblo de vez en cuando.

—Recuerdo aquella vez que dio a luz a Toñito, los huracanes asustaron a todos.

—Ese día me la pase cocinando hasta que mis manos dolieron— comentó.

Sin decir nada más, caminamos hacia el comedor donde la mayoría ya estaba sentado, entre ellos visualicé a Emiliano que conversaba amenamente con mi padre sobre un tema trivial.

Se ve tan tierno desde esta perspectiva.

—¿Cómo van los preparativos para la boda Dolores?— inició la conversación Abuela.

—Muy bien, solo faltan unos pequeños detalles— dice sonriente, sus ojos se posan en mi —Mirabel ¿podrias hacerme un favor?

—Claro que si, dime.

—Puedes acompañar a Camilo— el trigueño alza la mirada confundido —quiero que él se vaya a medir mi vestido de novia, ya sabes, es que tengo que salir con Mariano.

—¿Pero no es mejor que lo hagas tu misma?— dije sin el valor suficiente para observar a mi primo.

Aún me sentía incómoda por el suceso del otro día y tampoco había podido hablar con él sobre ese tema.

—Si, pero tengo asuntos urgentes por resolver con Mariano— explicó y también observo a su hermano —por favor Camilo.

—Por mi no hay problema— dice él.

—Pero yo...— intenté excusarme.

—¿Tienes algo que hacer?

Secretos | CamirabelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora