Camilo:
Juro que traté de conciliar el sueño durante casi toda la noche, pero me era imposible con esa noticia rondando en mi cabeza, daba y daba vueltas sobre mi cama intentando no pensar en ello.
Era en vano, todo el tiempo pensaba en qué yo no estaba de acuerdo con eso. No podia ser, mi prima no podía casarse con un forastero, es mas, nadie podía casarse con él.
Por lo menos hasta que sepa si realmente es de confiar.
Tanto fue mi insomnio que terminé levantándome y saliendo en busca de la habitación de Emiliano, debía hablar de esto con él, sé que estaría fallandole a mi abuela por decir su plan antes que ella, pero tal vez si lo hago él huya del Encanto, como lo hizo hace varios días cuando querian casarlo con su prima.
Miré mi reloj y aproveché qué era de madrugada para hablar con él sin que Dolores nos escuche, me acerqué a la puerta de su habitación y me percaté de qué la misma no estaba con seguro, por lo cual entré con facilidad.
Cuando me di la vuelta, no ví a nadie en la cama, estaba vacía. Arrugué mi entrecejo confundido y llamé su nombre entre susurros para no despertar a nadie.
No había respuesta, simplemente Emiliano no estaba en la habitación. Lo cual era sospechoso.
—Emiliano... Emiliano
De repente unos susurros me tomaron por sorpresa, la voz de una mujer se apoderó de la habitación y ya estaba abriendo la puerta, no tenía idea de donde esconderme, y en plena desesperación opté por transformarme en Emiliano y hacer como si me estuviese levantando de la cama.
—¿Quién es?— fingí somnolencia y en cuanto se abrió la puerta me dejó a verla.
Mirabel estaba ante mis ojos, con una sonrisa bien marcada en sus pómulos sonrosados, traía puesto sus típicos anteojos y un vestido de pijama color blanco grisáceo. Ella me observó con timidez y luego habló.
—Perdón por molestarte a estas horas de la madrugada pero...— sus labios se pausaron —yo... yo quiero decirte, no, tengo que decirte algo muy importante.
—Emm... yo creo que deberíamos dejarlo...
—No puedo dejarlo para mañana— dice rápidamente, y acomoda sus lentes, sus manos están unidas y apoyadas en su pecho —traté de no venir a tu habitación y guardarme lo que quiero decir pero siento que es más fuerte y debo liberarlo ahora.
No podía creerlo, Mirabel estaba a punto de confesarle sus sentimientos a un Emiliano que no era el verdadero, y ese era yo, un imbécil que pudo haberse marchado pero prefirió transformarse y fingir.
—Mirabel yo...
—Deja que yo hable primero por favor— dijo ella acercándose poco a poco a mi, su mirada tan tierna me dejó callado —desde que te ví sentí una conexión especial contigo, al principio pensé que no era nada diferente a lo que siento por mis familiares, por ejemplo con Camilo, pero no— ¿Por qué está hablando de mi? —Lo que siento por ti es más fuerte, creo que me estoy enamorando de ti.
Trague saliva nervioso, esto no debía ser así, mi prima no podía confesar sus sentimientos a un falso Emiliano.
¿Qué hago en este momento?
—No piensas decir nada— susurro al ver que yo no respondía. Sus pupilas conectaron conmigo.
Lo medité durante unos segundos y llegué a la conclusión de que debía decirle la verdad, antes de que esto se agrave aún más.
—Bella Mirabel— intenté sonar tranquilo para decirle pero al contrario parecía nervioso —Yo...
Tomé a mi prima de los hombros con delicadeza, ella alzó la mirada y me deleitó con esa tierna sonrisa que pronto se convertiría en odio, apreté mis labios buscando las palabras adecuadas para decir y cuando por fin las tuve listas...
Me quedé completamente callado, no podía decir nada, los labios de la trigueña habían tocado los mios.
Abrí los ojos impresionado y a la vez incrédulo, Mirabel me estaba besando con toda la delicadeza del mundo en sus labios, me sentí completamente extrañado y aterrado porque sabía que esto no era lo correcto.
Intenté alejarme pero al mismo tiempo un pensamiento vino a mi cabeza, y era verdad, Mirabel no tenía la más mínima idea de que estaba besando a su primo, ella pensaba que era Emiliano y con justa razón el único culpable de todo esto soy yo.
Traté de separarla pero la cálida sensación que sus labios desprendían me envolvió y juro que por un tétrico momento me olvidé de quien era ella, estaba estúpidamente poseído por esos labios.
Mi mano fue delicadamente hacia la cima de su cabeza y ahí acaricie sus rizos oscuros, mi otra mano tembló al sentir como la suya me sujetaba estrechandolas, pude ver sus párpados cerrados mientras que en sus mejillas se formaba un leve sonrojo, me sentía cohibido pero extasiado a la vez.
Debo ser la peor persona del mundo por sentirme así, estoy loco, soy un enfermo, debo parar esto de una vez, quiero pensar que solo es la impresión del momento y nada más.
—Mirabel...— digo apartando sus labios de los míos, ella abre los ojos y me mira avergonzada.
Retrocede dos pasos y oprime sus labios.
—Yo... yo lo siento...— susurra la trigueña y puedo percibir el arrepentimiento en su mirada.
No quiero que se sienta culpable, es más, esa mirada me causa tristeza, ahora debo decirle la verdad, debo transformarme en mi mismo y decir que no soy Emiliano.
Cuando estoy por hacerlo, su siguiente reacción me deja más estupefacto, ella sale corriendo por la puerta de la habitación sin mirar hacia atrás, en menos de un segundo abandona el lugar y me deja ahí pensando por varios segundos sobre el mal que hice.
Una sensación de vergüenza profunda entra en mi ser y me siento señalado por todo el mundo, como pude ser capaz de hacer esto, deje que mi prima me besara y hasta disfrute sentirlo.
Suelto un largo suspiro y comienzan a rondarme muchas cosas en la cabeza, debo estar mal, muy mal.
Me estoy volviendo loco.
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¿Beso? ¡Beso!
Esto se pone bueno...
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Secretos | Camirabel
Fanfiction-Tienes unos ojos tan grandes que me veo reflejado en ellos, tus cejas son gruesas y brillantes, me encanta tu cabello rizado con ese pequeño mechón rebelde en tu frente- ahora si me sentía extraña, lo que decía Camilo junto a la cercanía que había...