La carta de un desconocido

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Siguen pasando los años, más lenta

se pondrá la rotación de la tierra.

¿Seguiremos sin tregua... y sin cuenta

y sin parar en medio de esta guerra,


viviendo que inconsciente lo hacemos,

porque ahí vienen y van los afanes

de los días y de las noches, que hemos

perdido por tantas cosas inanes?


Y polvo, en estos gases y polvos

de este disco que nació y va girando,

no se nos olvide que somos polvos;

y cual paz la esperanza va soplando


con la furia constante del amor,

donde cesa de esta tierra el dolor.



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Buenaventura 26 de septiembre de 2021

5.10 am

Estimadísima señorita amiga mía sin nombre,

Hoy, a esta hora que ya quiere dejar de ser de noche, con hambre y sin conciliar los sueños que quisiera tener con usted (que con usted tengo), me volví a masturbar pensando en el olor de su pelo y en sus labios amarrados sin dejar escapar la vida de los pulmones...

En usted, con sus ojos cerrados en la placidez, viajando por valles y campos entrañables con eso que siente a horcajadas, con sus manos sobre mi pecho desnudo y sus senos a merced de la lasciva gravedad de mi mirada...

En usted, quien inhala y exhala con controlado denuedo, sintiendo en cada poro ese instante completo y nuestro, concentrada —como yo—, y a la postre, deja escapar un gemido que por ser tan débil tiene tan melodiosa fuerza, al desabrocharse su boca, por donde ahora le entra el aire, el que nos falta y se nos escapa en el sudor; esta vida que nos mata. Y ahí, estimadísima señorita amiga mía sin nombre, es cuando...


Suyo, afectísimo, nunca.

Quien la admira siempre.


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Me persiguen mis secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora