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26 de agosto
Querido diario:
Lo que ha pasado ha sido tan loco que no sé por dónde empezar.
Marilú me invitó a una fiesta en la casa de alguien. La verdad es que no me apetecía nada estar en un sitio rodeada de desconocidos bailando como poseídos la machacante música latina, uff ¡planazo! El único aliciente iba a ser el alcohol y algún que otro cigarro de hierba para pasar el mal trago, pero insistió tanto, que no me quedó más remedio que aceptar.
Me arreglé a conciencia pues las mujeres aquí son demasiado pesadas con el tema de la imagen y yo no quería quedar de dejada, aunque ese fuera mi look habitual.
Me vino a buscar puntual y dio su aprobación a mi estilismo con un "no está mal maitia". Después nos montamos en un Uber en dirección a la fiesta.
Llegamos a un edificio de varias plantas. Desde el portal ya se escuchaba el jolgorio que nos esperaba en el segundo piso. Marilú llamó varias veces a la puerta pero con la salsa a todo volumen era normal que tardaran en abrir hasta que una muchacha, con exceso de maquillaje, entornó la puerta. Mientras saludaba a Marilú me revisó con desprecio de arriba abajo, lo que hizo que el cariño fuera mutuo y ni me molestara en dirigirle la palabra. Aquel apartamento estaba tan lleno de gente que no se apreciaba ni la decoración. Me percaté de que era la única blanca así que mi llegada fue el foco de atención de todo el personal que se volteaba y cuchicheaba sin disimulo alguno.
Marilú se perdió entre el bullicio saludando efusivamente a diestro y siniestro y yo busqué rápidamente el consuelo en la zona de la bebida.
El apuro inicial desapareció tras varios tragos y comencé a pasearme por el lugar. Una Barbie de pestañas postizas me cortó el camino y con pose de macarra rapera desafiante, sacó el toque posesivo colombiano, me señaló con un dedo que terminaba en una uña también postiza y excesivamente larga y me dijo que me fuera por donde había venido porque no iba a permitir que tocara a ninguno de los hombres que había en aquella sala.
¡Ay Dios negrita, la acabas de cagar! El alcohol tiene un efecto en mí bastante peculiar, pues saca todo lo sucio y violento que normalmente guardo bajo kilos de diplomacia, así que con mi peor cara le indiqué que se desabrochara la faja para que le llegara el riego al cerebro.
La tipa se quedó perpleja por la respuesta e hizo ademán de alzar la mano a lo que respondí sujetándole el brazo por la muñeca y retorciéndoselo. En ese momento un tirón seco en mi mano libre me hizo girar y perder el equilibrio, yendo a caer sobre alguien. Era Felipe que reía por la escenita que acababa de montar. Su dentadura perfecta a escasos milímetros de mi boca y su cuerpo pegado al mío tenían el mismo efecto que la kriptonita en Superman.
A esto que llegó Marilú a montar la bronca por casi aguarle la fiesta. Yo que estaba aún caliente le solté que no fuera cínica y que le dijera la verdad a su novio de que ella en realidad era lesbiana y que a los hombres los usaba de mera fachada.
Felipe la apartó y volvió a tirar de mí atravesando el tumulto hasta salir a la terraza. El sonido de la música era menor ahí fuera. Nos miramos confundidos y entendí que debía disculparme. Él ya sabía lo de Marilú pero le servía para espantar a una exnovia loca que le acosaba. Lo de este país con los amoríos es de otro planeta.
Tomé el móvil para pedir un Uber y volver al hotel pero cuando estaba hablando con la operadora él me quitó el teléfono y me besó.
Querido diario, ese beso abrió la caja de Pandora.
Felipe bloqueó la puerta de acceso y sin darme respiro comenzó a desnudarme. No pude decir que no, le tenía demasiadas ganas a ese hombre y me estaba demostrando con hechos que era capaz de superar las fantasías que había creado sobre él.
Ay ene! Definitivamente este hombre es mi pecado y mi perdición.
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Bilbao 30 de mayo de 2022
¡Qué sea la última vez que se acerca a mi familia! ¡Ya está bien de tonterías!
La obsesión la tiene conmigo así que dígame dónde y cuándo quiere que esté y acudiré, pero deje a los niños lejos de su mente perversa o yo misma le mataré con mis propias manos.
Se ha pasado al entregarles esas fotos de la fiesta con Felipe. Sí, me acosté con él, ese día y el resto de días hasta mi partida. ¿Los celos le corroen de envidia? Pues que sepa que él es un hombre de verdad no el gusano rastrero que se esconde tras unas estúpidas cartas.
Está tras su pista y tarde o temprano terminará disfrutando de la hospitalidad de una cárcel colombiana, si es que ya no ha estado antes allí. Eso será lo más agradable que le pueda pasar porque como siga elevando el nivel, no dudaré en sugerirle a algún individuo de gatillo fácil que le haga una vista por unos pocos euros. Entonces, quizás le llegue la cordura a su sesera, de hecho he estado a punto de hacerlo, tiene suerte de que Felipe me conoce demasiado y me ha sugerido que temple mis nervios pero si mi marido o mis hijos hubieran llegado a ver algo que pertenece al pasado, tenga por seguro que ahora no tendría ojos para poder leer estas letras.
Así que sea claro y diga de una vez por todas qué ostias quiere de mí.
Espero su respuesta final, psicópata de alcantarilla.
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Esta fue la respuesta de Elene, ¿qué tal? vota, comenta y comparte, se aprecia. Aguarda por la próxima carta.
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Me persiguen mis secretos
RomansaElene decide seguirle la corriente a un desconocido que le empieza a mandar cartas. Aunque lo pensó mucho antes de responder, quiere descubrir de quién se trata y evitar llevarse alguna sorpresa. Pero, ¿lo logrará? #Wattapersawards2022