Después que él salió de la oficina me dirijo directamente a buscar a mi amigo con toda prisa. Tengo que salir de aquí cuánto antes.
Siento que no podré con todo esto y más si lo tendré así de cerca como fue el pequeño encuentro en esa oficina.
Observo que Daniel está platicando con una de las secretarias y me acerco a él con cuidado.
—¡Daniel tenemos que irnos!—exclamé desde que llegue.
—¿Qué? Tan rápido—susurró sorprendido.
Él mira a la joven con una sonrisa preocupada y luego dirige su mirada para dónde mí. Daniel me indica con la mirada que saludé y evito rodar los ojos.
—Hola, un gusto conocerte pero mi amigo y yo tenemos que irnos ahora—digo puntualizando la última palabra y abriendo un poco más los ojos.
—¿Amigos?—preguntó la joven muy confundida y mirando con mirada acusadora a Daniel.
Él me observa un poco enojado y sonríe falsamente.
—Es que mi chocolatito me dice así de cariño ¿Verdad mi cafecito?—me pregunta cruzando sus brazos y ambos esperando una respuesta de mi parte.
¿Y esos sobrenombres? Pero por Dios ahora ya sé porque no tiene ni una novia y ninguna mujer detrás de él. Pero que imaginación.
—Daniel no estoy para tus ocurrencias podemos irnos ya—expresé ahora sí rápido.
—Está bien mi caramelo—murmuró—. Luego hablamos preciosa—dice a la chica que lo mira enojada y sorprendida.
Los dos salimos hacia el estacionamiento rápido y él me mira bastante confundido.
—¡No me digas que pasó algo! ¿Él hijo del jefe te hizo algo? ¿¡Te humilló!?—pregunto con su voz muy alta.
Si supieras no me creerías—pensé.
No contesto nada y subo al auto respirando ahora si profundo y calmado.
—¡Pero dime mujer!—exclamó prácticamente gritando.
—No pasó nada... Sólo es que quiero ir a mi casa cuánto antes—dije sin mirarlo—. ¿Podemos irnos ahora? O al menos de que te quieras quedar y yo tomo un taxi—establecí.
—No, como crees yo te llevo. Pero por favor no vuelvas hacer eso que hiciste allí adentro—expresó poniendo el auto en marcha.
—¿El qué? Porque lo que tú hiciste allí adentro fue nada cariñoso y me atrevo a decirte que demasiado ridículo—revele poniendo mala cara.
—¡Oye! Si esos nombres son únicos queridas, mejor deberías de sentirte especial—respondió con una sonrisa de oreja a oreja.
Niego con la cabeza pero sonriendo. La verdad él es el mejor en estupideces.
Yo no entiendo porque el destino se empeña en volvernos a juntar. Y lo que más me molesta de mi es que no puedo ocultar mis sentimientos es inevitable dejar de sentir esto que siento y más cuando lo miro a los ojos o cuando estamos tan cerca.
Respira Vanesa ¡Tienes que controlarte! Solo tienes que recordar aquel día en que te sentiste la mujer más horrible y sólo por cumpla de él.
(...)
—Daniel de nuevo mil gracias—comenté entrando a mi casa—. Porque gracias a ti y tus contactos en el día de hoy tengo un trabajo justo—revelé con una sonrisa.
—No tienes nada que agradecer—dijo sonriente—. Y te dejo para que descanses, cualquier cosa que necesites ya sabes dónde encontrarme—anunció saliendo de mi casa.
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Soy Voluptuosa ¿Y qué?
RomanceVanesa Rodríguez es una auxiliar de publicidad pero no es la típica chica que la sociedad busca. Ya que ella es curvilínea situación que le ha afectado tanto en el ámbito laboral como sentimental. La despiden de su antiguo trabajo por su físico, per...